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Mucha oferta, poca demanda

VANESSA DÍAZ

La crisis económica que está viviendo el país en general se ha hecho notar con fuerza en una de las zonas más turísticas de Sant Josep: Cala de Bou. No obstante, no todos los comerciantes de la zona achacan los malos resultados de la temporada a dicho problema, sino que muchos opinan que están confluyendo una serie de factores que nada tienen que ver con el anteriormente citado.

Los hoteles han visto reducidas sus reservas casi al 50 por ciento, las terrazas de la mayoría de los restaurantes permanecen prácticamente vacías durante la mayor parte del día y los supermercados y souvenires consiguen atender, a duras penas, a un reducido número de clientes que se contabilizaban por el doble en años anteriores.

Uno de los mayores problemas que ha afectado a los hoteles ha sido, según el encargado de uno de los más concurridos del lugar, la pérdida de la garantía de ocupación: «Antes, tanto si llenabas como si no, te garantizaban algún pago, sin embargo ahora no y eso lo notamos muchísimo». Asimismo, este trabajador afirma que otro de los aspectos que ha influido directamente en la pérdida de turismo ha sido la mala situación en la que se encuentra el barrio, algo en lo que coincidía el dueño de uno de los restaurantes próximos a la playa: «Los touroperadores vienen antes a los hoteles a preparar la temporada y cuando ven todo esto levantado y con las excavadoras trabajando durante todo el día llaman a las compañías para que no vengan», explicaba este último.

Éstos no comprenden por qué las obras se llevan a cabo durante los meses de verano en lugar de aprovechar la temporada de invierno para realizarlas, cuando la zona permanece prácticamente desierta y éllo no supone ninguna molestia para los que allí habitan o pasan sus vacaciones.

Sin embargo, existen más factores que contribuyen a agravar la situación y María Marí, dependienta de un supermercado de Cala de Bou, no duda de que uno de ellos es la mala calidad del turismo que llega a la isla. Marí opina que lo único que interesa actualmente es «llenar los hoteles sin importar cómo ni con quién», algo con lo que Juan Miguel Serrano, encargado de una agencia de alquiler de vehículos, está completamente de acuerdo: «El todo incluido ha mermado la calidad del turismo. En Sant Antoni puede apreciarse la diferencia que existe entre la gente que viene aquí y la que va, por ejemplo, a Santa Eulària. Es un visitante completamente distinto». Para Serrano, Eivissa «cobra mucho a cambio de una calidad mediocre» y éso es lo que ha propiciado que surja la competencia de lugares como Turquía, Grecia o El Caribe, algo que, a su juicio, también se refleja en los resultados de Eivissa.

Por último, son muchos los que culpan a la bajada de la libra de que este año menos turistas británicos visiten la isla y de que, además, los que lo hacen posean un poder adquisitivo inferior al habitual, algo que afecta de lleno al tiempo que permanecen en la zona o al consumo que realizan durante su estancia.

Menos españoles

Asimismo, según el encargado de uno de los hoteles de Cala de Bou, el número de turistas españoles que pernoctan en sus instalaciones este año también se ha visto reducido en un 50 por ciento respecto al año anterior.

No obstante, esto no es lo único que preocupa a los comerciantes. Mari Carmen Serrano posee un restaurante en una de las calles principales y asegura que además de perder clientes en general, la clientela habitual que solía frecuentar su local también ha dejado de venir.

Todos afirman haber visto cómo la temporada ha pasado de tener seis meses a, con suerte, dos y medio. Además, algunos se muestran pesimistas ante la posible recuperación de la situación en la zona: «creo que no volverá a ser igual que antes. Como mucho podrá trabajarse bien durante cuatro meses, pero eso con mucho esfuerzo», lamentaba el encargado del hotel.

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