C.ALCÀNTARA
No hay horarios fijos, ni asignaturas controvertidas como la Educación para la Ciudadanía pero sí libros de las bibliotecas, visitas a museos, exposiciones o espacios que ofrece la Naturaleza. Es una educación sin escuela, una opción que algunas familias de Eivissa han elegido para educar a sus hijos. «Nos une la pasión por disfrutar de nuestros hijos», dice una de las madres de Eivissa, que prefiere mantenerse en el anonimato. Forma parte de la Asociación para la Libre Educación, un colectivo que agrupa a 400 familias de España presidido por Sorina Oprean. Las familias de Eivissa celebrarán su II Encuentro Crecer sin Escuela en en el Parque de los Pinos de es Port des Torrent mañana sábado a las 11.
La decisión de no escolarizar al niño no fue repentina. «Va todo rodado, cuando tienes un hijo, optas por un parto natural, la lactancia materna y con una crianza lo más respetuosa posible con el bebé y sus necesidades, de contacto y cariño, y ahora dices que lo llevas a la guardería. Es como si cortas el proceso que ha empezado de forma natural e instintiva. Por mucho que me digan que no lo coja que lo malcrío es igual. No lo voy a separar de mí para que vaya al colegio en otras manos. En mi caso ha surgido así», explica una de las madres. Entienden que han asumido la responsabilidad absoluta de su vida y «ahora es como si dejara de importarme, que le crie otro».
Educación dirigida
Han optado por una educación no dirigida desde que sus hijos eran bebés: «No hemos utilizado ningún método para comer, ni para dormir ni para que ande; hemos optado por confiar en su autorregulación del niño. Hace falta que les acompañemos con cariño, amor y respeto pero no que les dirijamos. La escuela, tal y como está montada, dirige mucho. Creemos que es mejor educar en casa o con escuelas que sean más repetuosas con el niño», en alusión a las escuelas libres existentes en algunos puntos de España.
La escolarización es obligatoria a partir de los seis años. Algunos padres han tenido problemas por decidir educar a sus hijos en casa pero otros aseguran que la Constitución les da la razón. «La Constitución recoge el derecho a la educación por parte de los padres y la Carta Magna está por encima de las leyes educativas e invalida la obligatoriedad de la educación», aclaran. Tres familias han tenido dificultades para educar a sus hijos en casa. El asunto llegó a los tribunales y «en todos los casos el juez ha dictaminado a favor de ellos».
Otra manera de vivir
Tratan de compatibilizar su trabajo con la educación de sus hijos y no se consideran unas privilegiadas. «Es una elección, no un privilegio. Estoy en la misma situación que mucha gente que conozco, con el mismo sueldo. Mucha gente me dice 'tú puedes pero no tengo dinero, ni herencia, sólo el sueldo de mi pareja y el mío», aclara. «No tenemos televisión de plasma y los libros los sacamos de la biblioteca. Es otra manera de vivir».
Tienen la ayuda de su pareja pero reconocen que no es fácil de puertas afuera. «Todo el mundo te pregunta qué edad tiene y si no lo llevas a la guardería, que se tiene que socializar y hay otra gente que no se mete contigo». Sus hijos son pequeños pero «ya notan la presión, todo el mundo pregunta y yo respondo que se educa en casa».
Las familias han reaccionado de manera diferente. «Hay de todo, algunos se lo toman muy bien y otras no. Pasa como con las opciones de crianza», dicen. Sin embargo, reconocen que falta apoyo de su entorno, «que ejerce mucha presión, pero estamos 24 horas educando a nuestros hijos y, sobre todo, nos une la pasión por disfrutar de nuestros niños».
La mayoría de los padres que pertenecen a ALE (Asociación para la Libre Enseñanza) defienden para educar en familia una filosofía de vida integral, una toma de conciencia y responsabilidad absoluta sobre la educación de sus hijos. Consideran el proceso educativo como aquel en el que se respetan los intereses, curiosidades, necesidades, ritmos, decisiones del niño ; donde la educación en valores democráticos y el placer de aprender acompañan dicho proceso y el aspecto emocional es prioritario. Fomentan el desarrollo personal, la autonomía, la reflexión, la crítica, la confianza en sí mismos y la creatividad para resolver problemas según sus pripios criterios y capacidades para encontrar recursos. «Todo ello acompañados de personas que más les aman: sus padres y disponiendo de todo cuanto está a su alcance, porque su aula es el mundo entero y su escuela, la vida».
Jugar, jugar y jugar. Ésta es la vida cotidiana de los niños. «Aprovechamos cualquier cosa que hacemos en la vida cotidiana. Es la misma para mi hija que para mí. Las hemos separado pero es la misma», subraya una de las madres acerca de una de las jornadas diarias con su hija. Otros, en cambio, optan por una enseñanza más académica matriculando a sus hijos en escuelas internacionales a distancia que ofrece materiales y orientación con una titulación convalidable en España.
Las madres no conservan ningún trauma de su paso por la escuela.«Era una alumna de sobresaliente», dice una acerca de su paso por la escuela. Ambas reconocen que «estaban encantadas», pero, con el paso del tiempo, una de ellas reconoce que lo que más le gustaba era la hora de lectura una vez a la semana. «Leí Las Mil y una Noches con 12 años. Esa hora era la mejor del mundo. Mi pasión es la lectura y a esa hora te dejaban hacer lo que quisieras. Era como maravilloso leer».