Aunque pueda parecer una cena atípica donde la decoración y el lugar están cuidados, lo cierto es que las citas Zenses se plantean como una ceremonia mística: un viaje no sólo sensorial a través de los cinco elementos donde se juega con la belleza pero también con el poder medicinal de los alimentos.
Todo nació este verano, cuando Alicia, Analisa, Maya e Irina empezaron a trabajar en estas cenas que se hacían en la azotea de la casa de una de ellas. En este tiempo han ido trabajando sobre esta idea de que comer sano puede ser divertido y bello. «Nació como un juego y nació despacio, sin prisas. La idea es que la gente que participara tuviera una experiencia y que al terminar de cenar se fuera con una sensación de bienestar», explica Alicia. Las creadoras están muy relacionadas con la alimentación sana y también con el mundo artístico, por eso tiene esta puesta en escena.
Hay dos modos de asistir a las citas Zenses, una es Zenses Crea, en la que ellas eligen la ubicación y convocan a los invitados y la otra es Zenses A La Carta, donde es el otro el que las llama para contratar este tipo de ceremonias en el lugar que ellos prefieran. Lo ideal es que sea un número de comensales pares ya que se proponen juegos con la comida y la idea de compartir el alimento es parte de la filosofía esencial de este proyecto. «Se suelen sentar en el suelo sobre unos cojines para romper los esquemas tradicionales de alimentarse sobre una mesa», explica Alicia.
La ceremonia
Antes de iniciar este viaje sensorial y tras dar al comensal la bienvenida con un elixir, se procede a la primera parte de la ceremonia. Consiste, por parejas, en lavarse los pies «para bendecir los pasos y reconocer el ser del otro», explican. Aunque pueda parecer un momento incómodo lo cierto es que es sumamente liberador y rompe mucho prejuicios sobre este recorrido.
Después uno por uno van siendo limpiados con el humo sagrado y van entrando en el lugar de la cena. En la última Zenses Crea, el lugar escogido estaba al aire libre y se hizo en el interior de una cabaña mongola lo que otorgó una magia especial. Una vez dentro, se inicia un viaje a través de los elementos, madera, metal, agua, tierra y fuego, a ciegas. Se trata de un juego con el tacto, el gusto y el oído, «que sorprende y prepara abriendo los sentidos a esta experiencia», sostienen. Cuando se descubre los ojos el comensal, todo ha cambiado y es ahí cuando empieza realmente este recorrido místico. El primer plato es madera, el segundo fuego y así hasta completar el círculo. Se le plantean a los invitados varias maneras de comer, cómo compartiendo un único cubierto o dando de comer al compañero. Se trata de comer sano, pero se trata de compartir una experiencia sanadora y sumamente divertida.
Cada plato se corresponde con uno de los elementos, madera, metal, agua, tierra y fuego. Los comensales hacen un viaje por los cinco elementos a través de la comida. Para ello, Analisa, la chef de Zenses, trabaja con alimentos poco cocinados y cien por cien biológicos. Ella integra conocimientos de la medicina china, la cocina macrobiótica y la japonesa. «Hay una relación entre los alimentos y su capacidad para sanar. Cada alimento está asociado a un color y a un órgano», explica. Además, cada plato es sumamente sabroso
Natalia Salazar