ferta, oferta y más oferta. Ésta es la palabra que más se puede leer en los carteles que se encuentran en los puestos del Mercat Nou de Eivissa. Algunos de los vendedores dicen no notar demasiado la crisis, aunque reconocen que los consumidores compran menos. Durante el día de hoy algunos de los principales líderes mundiales se reúnen en la cumbre del G20 para intentar refundar el capitalismo financiero y buscar soluciones para la crisis. Sin embargo, quienes realmente llevan meses y meses buscando salidas a la delicada situación económica son las personas que viven rozando los 1.000 euros de sueldo al mes. O incluso menos.
Con la sensación general de tener menos dinero en el bolsillo, los compradores que acuden casi diariamente a comprar, ya sea en mercados o supermercados, miran mucho más los precios a la hora de comprar. «En lugar de comprar un kilo de tomates para una ensalada que consumirán seis personas, por ejemplo, compran sólo cuatro. Vendemos más o menos lo de siempre, aunque menos cantidad. La gente ya sabe lo que tenemos y conoce nuestros precios, que son casi siempre iguales», explica Mónica Martínez, dependienta del puesto de frutas María Cardona. Ya en la carne, el kilo de pollo cuesta 2'90 euros, quizá la carne más barata en la actualidad: «Las otras carnes más baratas son el conejo y el cerdo», asegura Mari Carmen Márquez, trabajadora de Carnes March en el Mercat Nou, quien asegura que a pesar de que el pollo entero sale más barato que por piezas los consumidores prefieren comprarlo de esta última manera: «El trabajo lo hacemos nosotros», comenta entre risas para después añadir: «El pollo entero se puede aprovechar de muchas maneras». Tradicionalmente, la carne más cara ha sido el cordero: «No suele ser la más comprada por la mayoría de personas porque es cara. Por ejemplo, las chuletas valen 18,70 euros y la paletilla 12,90 euros», cuenta Mari Carmen, que añade además que sus compañeros y ella están notando más la crisis desde principios de año: «La gente mira mucho más antes de comprar y se guía principalmente por el precio; gastan mucho menos que antes». Mientras la verdura mantiene más o menos su homogeneidad en los precios y la carne oscila entre la accesibilidad del pollo y la exclusividad del cordero, el pescado continua siendo el producto más caro en la mesa de los ibicencos: «Los pescados que más se venden son los de aquí: serranos, vaquitas y pescados de sopa, por ejemplo. Otros de los que más se venden son la sardina, el jurel y la caballa, que siempre han sido baratitos», opina María Marí, propietaria del puesto de pescados Oliver. Según cuenta, en la sociedad prima cierta psicosis que no se corresponde totalmente con la realidad: «La gente está preocupada. Nos asusta la situación porque no sabemos lo que puede pasar, pero los consumidores no suelen escatimar en comida sino en otros productos». Aunque, quizá, seguramente haya personas que prefieran comprarse una camiseta o salir a cenar un viernes por la noche y comer pasta con atún las últimas dos semanas del mes.
María José Real
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