(Málaga, 1934). El presidente de la Asociación de Donantes de Sangre tiene una historia personal que puede servir para una novela ya que se marchó con su familia a Francia siendo un niño huyendo de la Guerra Civil porque su abuelo era un cargo administrativo de la República. De hecho empezó hablando francés y hablaba castellano con acento galo cuando volvió a finales de 1943 por la ocupación alemana. Después de muchas vicisitudes, llegó a vivir hasta en Berlín, recaló en Eivissa por trabajo a finales de 1959. Ha trabajado en el mundo de la fotografía y después en la distribución de publicaciones hasta su jubilación. Es socio fundador de la Asociación desde 1967 y presidente desde 2001.
-¿Le gustan las películas de vampiros?
-No, no le encuentro relación pero hay algunas personas que cuando nos ven dicen «ya están aquí los vampiros».
-¿Le molesta que se lo digan?
-No, pero no me cuadra. Veo la donación de sangre como una ayuda para el que lo necesita. Los técnicos ven una bolsa de sangre con frialdad pero desde el punto de vista del donante o de las asociaciones lo consideramos como un acto con mucha calidez humana.
-¿Nunca se desmayó al ver la sangre?
-Nunca he tenido problemas con la visión de la sangre.
-¿Y algún donante?
-De vez en cuando pasa con gente al ver la sangre, sobre todos los hombres.
-Entonces es verdad eso que los hombres son más quejicas que las mujeres a la hora de donar sangre.
-No, pero el hombre normalmente no ve la sangre. Las mujeres empezáis a verla a los doce o trece años. Tuvimos un donante que quería que se le pusiera al lado de la pared para no ver la sangre.
-¿De dónde viene la expresión sangre azul?
-Los campesinos trabajan antes de sol a sol, tenían la piel morena y la sangre no se le veía azul. Los nobles, como no pegaban golpe, estaban cubiertos, tenían la piel blanca y se les veía azul.
-En Andorra hay una polémica porque no se aceptan los donantes homosexuales. ¿Pasa igual en Eivissa?
-En el cuestionario que tiene que rellenar un donante de Eivissa se pregunta si ha mantenido relaciones sexuales con diferentes parejas, hombres o mujeres, durante los últimos cuatro meses. No se hacen exclusiones. En Andorra no son los andorranos los que hacen las colectas sino depende de una asociación francesa. Hoy no se pueden hacer distinciones.
-¿Hay gente que quiere cobrar por donar sangre?
-No, alguno que viene en verano quiere que les pagues. Nunca he conocido en mi vida que se pagara por donar sangre en Eivissa. Antes de 1985 sí se le pagaban, conozco amigos de Madrid que donaban sangre por dinero.
-¿Quien trata mejor a los donantes, los socialistas o el PP?
-En la asociación tenemos a gente del PP, socialistas o de Entesa; lo que sí puede ser que dentro de un partido puede haber alguien que esté en contra de las donaciones.
-¿Conserva algún recuerdo imborrable de su paso por la asociación?
-El caso de una chica de Formentera que venía con su padre al hospital para que le donaran sangre. Me impresionaba mucho, era muy blanca de piel. Tenía una enfermedad y murió. El padre, como agradecimiento, vino después a vernos y nos regaló un mero para que nos lo comiéramos pero no pude.