«El Ayuntamiento de Eivissa, con la excusa de las obras de saneamiento que se llevan a cabo en la zona de Dalt Vila, aprovecha para eliminar el tradicional empedrado de las calles de la ciudad vieja con caliza clara y los sustituye por pavimentos foráneos de color oscuro y corte industrial», denunció ayer la Secció del Patrimoni Cultural del Grup d'Estudis de sa Naturalesa (GEN-GOB).
Según este departamento, el material empleado para pavimentar de nuevo las calles una vez que se ha eliminado el antiguo provoca un cambio radical en la imagen tradicional de las calles, «que han quedado despersonalizados y estropeados en una actuación que supone un auténtico atentado, una aberración más de las que se permite una administración absolutamente insensible».
Por esta razón, los ecologsitas se dirigirán a la alcaldesa, Lurdes Costa, para «exigir que se detenga la destrucción del casco histórico y se repongan los empedragos tradicionales, eliminando el pavimento 'moderno' allí donde haya sido colocado», añadieron.
Las obras se realizan con «piezas regulares, de diferentes formatos, pero que no tienen absolutamente nada que ver con las existentes hasta ahora, de piedra viva, irregular, trabajada a mano, extraída de la propia isla, del mismo tipo del empleado en la construcción de las murallas», añadieron.
«El cambio que consigue el nuevo pavimento constituye una modificación radical del color y texturas dentro del casco histórico que desvirtúa por completo la unidad del conjunto», continúa la nota.
Así, ponen de ejemplo del «estado lamentable» en que han quedado las obras de sustitución la calle de Sant Josep, que llega hasta la iglesia de a l'església de l'Hospitalet, la de Santa Creu, que une la plaza de Vila con la del Sol, y la de Santa Ana, entre otras.
¿Dónde están?
Por otro lado, el GEN-GOB quieren saber el destino final del «valioso pavimento y escalones de piedra viva que han desaparecido de las calles que han sido objeto de intervención». «El valor económico de este material es indiscutible y, de hecho, en anteriores actuaciones relacionadas con redes urbanas de Dalt Vila [las losas] habían sido levantadas y vueltas a colocar, mientras que ahora han desaparecido del lugar en su práctica totalidad».
Por este motivo, concluyen: «De nada sirve esperar un mínimo de sentido común y buen gusto de quien demuestra no tener ninguno. Actuaciones como ésta son las que hacen comprensible que se lleven a defender otras aberraciones como el proyecto del puerto».