Siempre se ha dedicado al oficio de carpintero, pero desde hace algo más de cuatro años Manuel Motos decidió emplear todo su esfuerzo en la creación de sillas ibicencas. Según cuenta este artesano, la paciencia es fundamental para que el resultado sea bueno: «No es un trabajo que se puede hacer deprisa porque cualquier mínimo error puede llevar a desmontar todo lo que se ha conseguido. Sobre todo cuando hablamos de encordar. Si te equivocas tienes que deshacer hasta el error».
El artesano debe seguir unos pasos previos antes de llegar al encordado del asiento para su posterior colocación en lo que minutos más tarde es una silla ibicenca. «El primer paso es extraer las piezas de la estructura de la silla de unos listones de madera, que puede ser de roble, iroko o sabina. Las piezas conseguidas se colocan más tarde en la máquina de escoplear, donde se les hacen las ranuras con tal de que las piezas encajen más tarde». Con la estructura ya montada, Motos empieza con el encordado del asiento con pita en el que impera la tradición: «El diseño del asiento depende de la creatividad de quien lo hace. Podemos innovar, pero siempre se tiene que mantener la esencia de la tradición».
En total suele tardar un día para hacer una silla: «Sólo en el encordado tardo unas dos o tres horas». Además de crear, también restaura sillas.
Manu Motos forma parte de la Asociación de Artesanos y Productos Locales de Eivissa (Aaple) cuyo objetivo es reivindicar el carácter local de la artesanía y los productos de la isla a través, por ejemplo, de la instauración de un mercadillo de sólo productos locales.
María José Real