Los viajes como premio del concurso Joves Estudiantes del Centre Balears Europa empezaron en el 95. Desde entonces, casi siempre me he encargado yo de coordinar las salidas», cuenta Catalina Morro, una mallorquina que se caracteriza por la persecución de la máxima puntualidad durante la estancia de los alumnos ganadores, algo normal cuando se trata de la movilización de grupos adolescentes.
Como cada día desde el martes pasado, Catalina estaba ayer desayunada y lista para «la enumeración», como ella dice, a las 08'15 horas, pues media hora más tarde los 23 estudiantes, tres profesores y tres periodistas debían partir en autobús hacia Gante y posteriormente hacia Brujas, acompañados del guía turístico Tariel. Mientras el goteo de estudiantes baja a la recepción del hotel, Catalina explica cómo se organiza un viaje de estas características: «Es mucho trabajo porque yo organizo desde los billetes de avión, las comidas y el alojamiento hasta las excursiones y las visitas a las instituciones europeas», cuenta. Y prosigue: «La convocatoria de los premios sale a finales de enero y principios de febrero. En marzo envío las solicitudes para visitar las instituciones europeas y empiezo a hacer reservas de hoteles aunque no sepa exactamente cuánta gente va a venir, pero tengo que moverlo con antelación porque los viajes siempre son a finales de junio, cuando todos los alumnos, incluso los de segundo curso de bachillerato, han acabado los exámenes». Para ella, lo mejor de estas salidas es comprobar que los alumnos se esfuerzan voluntariamente: «Durante los viajes incluso lo paso mal porque siempre estoy en estado de alerta por si a alguien le duele la cabeza, por si les gusta la comida, por si se pierden o por si no les da tiempo a verlo todo. La verdad es que me gusta mucho el trabajo con la gente joven», afirma mientras segundos más tarde el grupo se reúne a su alrededor y ella empieza a contar para comprobar que no falta nadie.
Paseo turístico
Con tono didáctico y muy enérgico, el guía Tariel explica al grupo que la ciudad de Gante fue muy bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial: «No obstante tiene un casco histórico muy cuidado en el que podrán hacer muchas fotos». Y así fue. Las cámaras de fotos no pararon de captar imágenes de algunos de los edificios más especiales de la ciudad, como la catedral de Sant Bavon, donde se puede ver el cuadro del cordero místico de Jan van Eyck, el teatro municipal o la torre Belfort, a pesar de la lluvia que acompañó a la comitiva estudiantil en varias ocasiones.
Ya en el autobús, Tariel, el guía turístico, bromea con las visitas al baño de los estudiantes: «Os tengo que decir que he tenido a grupos de turistas más mayores que vosotros y que van menos al baño. ¿Cuándo seáis mayores qué vais a hacer? ¿Iréis con pañales?». Antes de llegar a Brujas, conocida como la Venecia del norte de Europa, el guía advierte a los chicos y chicas: «Aquí las bicicletas tienen prioridad, por lo que si veis una apartaros que os puede atropellar. Las calles en Brujas son más estrechas que en Gante y hay muchísimos más turistas. Tenemos que caminar deprisa y en grupo, para evitar pérdidas». Una vez en la ciudad, el guía explicó al grupo que muchas de las casas tienen esculpidos oficios en la puerta: «Esto era porque cuando la gente no sabía ni leer ni escribir esculpían fuera el oficio que había en la casa, de manera que si preguntabas dónde está la casa del tejedor la encontrabas sin dificultad porque no había que leer carteles ni saberse el número de la casa». En Brujas, el grupo pudo visitar la iglesia Nuestra Señora , donde se muestra la Virgen que Miguel Àngel hizo para ser expuesta en Siena: «Pero finalmente unos mercaderes de Brujas pagaron la cantidad que pedía Miguel Àngel y se quedó en esta iglesia». Además también tuvieron la oportunidad de conocer algunos de los lugares más importantes de la ciudad por su vida social, como la plaza Klokke Mark (Gran Plaza) o la Huindenvetter, que en la actualidad alberga numerosos cafés con mucha solera, pero que en la antigüedad era el lugar donde curtían la carne: «No podríamos soportar el olor», puntualizó el guía.
Ya en el hotel, Vera, Dani, Lourdes, Anabel y Leo repasan cuáles son sus mejores fotografías, aquellas que convertirán su viaje a Bruselas en uno de los mejores recuerdos de su vida. Y lo más importante, aquellas que demostrarán que esta semana en la capital belga ha sido realidad y no un sueño. María José Real