B.J./F.B.
Jaume Matas se implicó en la construcción del Palma Arena hasta el punto de celebrar una reunión en su casa para definir el equipo que dirigiría la obra.
En noviembre de 2004 el expresidente del Govern celebró una reunión en su residencia en la que impuso al diseñador del proyecto, el alemán Ralph Schürmann, a los también arquitectos mallorquines Jaime y Luis García Ruiz como colaboradores suyos. Poco antes el propio Matas ya había contactado con los García Ruiz y les había pedido que trabajaran junto a Schürmann, según declararon éstos a los investigadores.
Según declaró en propio Schürmann, a la reunión en la casa de Matas asistieron también el director general d'Esports, Pepote Ballester, y los hermanos García Ruiz. Schürmann entendió que Matas «le imponía» a sus colaboradores, a quienes parecía unido por una fuerte amistad. De hecho, declaró que quedó sorprendido por la familiaridad, sonrisas y abrazos que se dispensaron durante el encuentro el presidente y los dos arquitectos. Meses después Pepote Ballester y Jorge Moisés «impondrían» a Schürmann un director de obra, Miguel Àngel Verger, aunque él ya tenía el suyo.
Según declaró el arquitecto alemán, fue a finales de 2004 cuando ya se corrigió al alza su presupuesto de construcción. Shürmann había fijado el coste en 46 millones de euros, pero los hermanos García Ruiz lo elevaron por encima de los cien millones para sorpresa suya.
Schürmann fue despedido en marzo de 2006 por incumplimiento de contrato por el retraso de la obra. La Junta Rectora del Consorcio para la construcción del velódromo, presidido por Rafael Durán, y que contaba entre otros con Pepote Ballester y Dulce Linares, decidió entonces contratar a los hermanos García Ruiz para que se hicieran cargo de la dirección de la obra saltándose el procedimiento administrativo. Según apuntó el juez Castro en el auto de prisión eludible con fianza del 9 de agosto, esta decisión «forzada» tuvo que proceder de arriba, tal vez en alusión a Jaume Matas.
El marcador
Uno de los temas controvertidos del Palma Arena es el vídeomarcador, que fue adquirido por dos millones de euros a la empresa Smartvision en un concurso en el cual participaron otras dos marcas, Odeco -que se sospecha que es la propia Smartvision- y Mitsubishi.
Los criterios técnicos que contaron para la oferta ganadora fueron los de los hermanos García Ruiz y del director de obra, Miguel Àngel Verger. Se sospecha que el concurso estuvo amañado por las dificultades extraordinarias que padeció Mitsubishi para llegar a presentarse. También se investigan facturas inmediatamente posteriores del marcador por 250.000 euros correspondientes a mejoras, asistencias técnicas o reparaciones.
El portavoz del PP balear, Carlos Simarro, defendió ayer que todas las fases que atravesó la construcción del velódromo Palma Arena, incluida la adjudicación de las obras, «se ajustan a la legalidad» pese al proceso judicial que investiga las presuntas irregularidades que rodearon a la ejecución, mientras que sobre una posible citación del ex presidente del Govern, Jaume Matas, para que declare ante el juez, subrayó que «todo es posible». En estos términos se expresó el dirigente 'popular' en rueda de prensa, apelando, no obstante, a esperar a que haya una sentencia judicial del procedimiento para poder pronunciarse sobre la supuesta trama por la que se disparó el presupuesto inicial de las obras de 48 a 110 millones de euros. «¿Que hay segundas lecturas? Esperaremos que el juez emita su veredicto», incidió al respecto. En relación con Matas, aseveró que hasta el momento «nadie ni ninguna prueba le ha acusado de nada», por lo que lamentó que «se le esté intentando involucrar» en el caso