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Presión urbanística vs patrimonio

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Al igual que Eivissa con el proyecto del puerto, otras ciudades de España han sido advertidas por la Unesco de que la presión urbanística podría poner en riesgo la declaración de Patrimonio Mundial de sus monumentos, ruinas, edificios históricos o biodiversidad. De los 41 bienes culturales y naturales que tiene España con la declaración de Patrimonio Mundial, a la que se suman las trece ciudades patrimonio, no son pocos los que «procupan» al comité de patrimonio de la Unesco.

Un parking y un auditorio en el centro de Salamanca, el primer rascacielos de Sevilla, el túnel que pasará por la Sagrada Familia en Barcelona, fueron algunas de las cuestiones tratadas en la pasada cumbre anual del Centro de Patrimonio Mundial, celebrada en junio en Sevilla, en la que Unesco no sólo pidió al Ayuntamiento de Eivissa que suspenda la construcción del puerto hasta que una comisión de expertos visite la isla para estudiar posibles afecciones en los bienes declarados. En el encuentro también se dio un toque de atención a Salamanca para que «abandone» sus proyectos de construir un parking y un auditorio en el centro histórico, se pidió a Sevilla que suspenda de momento la edificación del primer rascacielos, la torre Cajasol, debido a la incidencia que podría tener en los bienes declarados como son la Catedral, el Alcázar, y el Archivo de Indias y se «lamentó» también de que Barcelona no haya tenido en cuenta la proposición de interrupción de la construcción del túnel del AVE o la modificación de su trazado para alejarlo de la obra de Gaudí.

Pero no son los únicos, históricamente, la Unesco ha tenido sus más y sus menos con distintas ciudades por sus proyectos urbanísticos, aunque aún ninguna ciudad ha perdido su distinción de Patrimonio de la Humanidad, bien porque los proyectos fueron abandonados, o bien porque finalmente convencieron a la Unesco.

El ejemplo de proyecto abandonado es el de la construcción de la tres torres de Calatrava en Oviedo, una idea que tuvo que ser desechada finalmente por el Ayuntamiento debido a que para el comité, sus 133 metros de altura eran incompatibles con la protección del prerrománico asturiano. En el otro caso, en el que finalmente la Unesco reconoció progresos, fue la remodelación y la construcción de un moderno edificio en la plaza de Santa Teresa de Àvila llevada a cabo por prestigioso arquitecto Rafael Moneo a instancia del Ayuntamiento. Según explican las crónicas del momento, año 2007, la Unesco comenzó criticando duramente el proyecto y luego suavizó la crítica aprobando finalmente la remodelación y calificándola como un progreso.

La presión urbanística y la construcción de una nueva autopista junto al Camino de Santiago también preocupa a la Unesco, cuyo organismo asesor, Icomos, ya desaconsejó el año pasado la instalación de un teleférico proyectado para por el Ayuntamiento para mejorar las conexiones y la accesibilidad al casco histórico.

Pero hay muchos más ejemplos de bienes el peligro como ocurre en Numancia, con la iniciativa municipal de construcción del polígono industrial Soria II, que incluso llegó al Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, y cuya sentencia pidió recientemente medidas cautelares debido a que el polígono podría dañar «irreversiblemente» el yacimiento arqueológico de Numancia.

Si bien aún la sangre nunca llegó al río, como sí ocurrió en el Valle de Elba de Dresde, Alemania, a la que se le quitó la distinción de Patrimonio de la Humanidad por la construcción del puente de cuatro carriles, España sí cuenta con bienes incluidos por El Fondo Mundial de Monumentos ha inscrito en la Lista de Monumentos en Peligro. La Sagrada Familia, los paisajes históricos de Sevilla y de Toledo, la Ciudad vieja de Avila, Numancia y el Camino de Santiago, han pasado de la advertencia a figurar en una lista.

Carlos García, arquitecto y conferenciante, y miembro de la la comisión que investiga el rascacielos de Sevilla, explicó que los debates que surgen entorno a los proyectos urbanísticos entre las ciudades y la Unesco, son «en principio positivos». «Que una sociedad demuestre su implicación con el patrimonio me parece muy positivo», destacó el experto, para quien, el hecho de que muchas de los sitios que han tenido advertencias sobre sus patrimonios no hayan informado de sus proyectos a la Unesco no suele ser «una cuestión de mala voluntad», si no porque consideran «que sus proyectos no afectan al patrimonio». En este sentido, cabe recordar que es una de las quejas que elevó el GEN a la Unesco acusando al Govern, a la Autòritat Portuaria de Balears y al Ayuntamiento de Eivissa de no haber informado del proyecto. Esto suscitó también la reciente visita de las tres instituciones al Centro de Patrimonio Mundial en París para informar sobre la futura ampliación del puerto.

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