El presidente del Consell de Formentera, Jaume Ferrer, explicó ayer, al finalizar el pleno extraordinario en el que se habían aprobado los nuevos símbolos de la primera institución de la isla, que en ningún momento era intención de Formentera generar un enfrentamiento con el Consell de Eivissa y con el Ayuntamiento de Vila por cuestiones relacionadas con la declaración de Eivissa, Patrimonio de la Humanidad «se ha levantado mucha polvareda no por el fondo sino quizás por las maneras, porque tanto el Consell como el Ayuntamiento o la Autoritat Portuària de Balears sabían que nosotros en la reunión con los inspectores de la Unesco, íbamos a plantear el asunto del control de los vertidos derivados de la ampliación del puerto de Eivissa».
En primer lugar, dijo Ferrer, «quiero remarcar que desde Formentera no tenemos nada que decir a las obras que desde las instituciones ibicencas quieran llevar a cabo, pero sí tenemos una clara responsabilidad política en las cuestiones en las que pensemos que Formentera pueda salir perjudicada como en este caso podría ser el del patrimonio marino de la isla y por eso queremos un control estricto de los vertidos de lodos que se harán a 16 millas del islote de s'Espardell».
En este sentido Ferrer señaló que «Formentera no quiere tener problemas por estos vertidos porque en situaciones de este tipo volver hacia atrás es mucho más complicado». Por todo ello Ferrer explicó que se había puesto en contacto con el presidente del Consell de Eivissa, Xico Tarrés y con la alcaldesa de Vila, Lurdes Costa para acordar día y hora a fin de tener una reunión y abordar el asunto «porque pienso que no podemos estar enfrentados, no debemos estarlo y cuanto antes se resuelva el asunto, se hagan las obras y se controlen, mejor para todos». Sin embargo Ferrer no dejó de señalar que alrededor del 80% del patrimonio marino declarado por la Unesco corresponde a Formentera «por lo que es normal que pidamos que se tengan en cuenta este aspecto y se nos permita saber qué sucede y cómo se controla la obra sin intención de interferir en lo más mínimo en la misma asegurándonos, eso sí, que todo se haga como exigen los proyectos previstos».
Ferrer no quiso entrar al trapo de si las declaraciones hechas por diversos consellers habían sido afortunadas o no o si el momento y el lugar no era el apropiado, y reiteró su voluntad de ir de la mano con Eivissa pero manteniendo, como es lógico, una capacidad de control en unas actuaciones que pueden afectar seriamente a la riqueza del patrimonio marino de Formentera.
n RESPONSABILIDAD «No tenemos nada que decir a las obras que desde las instituciones ibicencas quieran llevar a cabo, pero sí tenemos una clara responsabilidad política en las cuestiones en las que pensemos que Formentera pueda salir perjudicada como en este caso»
n CONTROL «Queremos un control estricto de los vertidos de lodos que se harán a 16 millas del islote de s'Espardell»
n INFORMADOS «El 80% del patrimonio marino declarado por la Unesco corresponde a Formentera por lo que es normal que pidamos que se tenga en cuenta este aspecto y se nos permita saber qué sucede y cómo se controlará la obra sin intención de interferir en la misma»