Ni moción de censura, ni cuestión de confianza ni, por supuesto, elecciones anticipadas. Ninguna de estas soluciones es buena para Balears, pese a la crisis institucional que se vive en el Parlament, el Consell de Mallorca y Ajuntament de Palma. Todas las soluciones son en realidad parches para el actual caos institucional, que no resuelven los problemas.
Las entidades empresariales han dejado muy claro que no son partidarias de elecciones anticipadas, pese a reconocer la grave crisis institucional, porque entienden que no serían positivas para la economía balear. Convocar elecciones ahora supondría un parón institucional -mayor del que hay ahora- que no agrada el mundo empresarial ante la actual crisis económica.
Además, el riesgo de una baja, bajísima participación, significaría que el nuevo Parlament se configuraría de una forma poco recomendable. Y es que no es conveniente que un 20 o 30 por ciento de los ciudadanos eligiesen a los nuevos diputados, lo que supondría que el 70 u 80 por ciento de los isleños se abstendrían en elegir el nuevo Parlament.
En cambio, que las elecciones autonómicas coincidan con unas municipales es una garantía de que la participación sería mucho mayor. Además, el anticipo electoral rompería el actual calendario de comicios. Actualmente coinciden en un mismo día las elecciones al Parlament, al Consell de Mallorca y a los distintos ayuntamientos. Si se adelantasen las autonómicas, Balears celebraría elecciones cada año, otra situación nada recomendable.
La moción de censura tampoco parece ser la mejor de las soluciones para arreglar la actual crisis institucional. El PP, el beneficiado con un hipotético cambio de gobierno, también estaría en minoría y debería pactar con otras fuerzas políticas para tener estabilidad en la Cámara. Los votos de UM volverían a ser decisivos.
Moción de censura
En caso de una cuestión de confianza, y si Antich, Armengol y Calvo perdiesen, el resultado sería el mismo que con una moción de censura. Es decir, el PP gobernaría en minoría y dependería de UM, algo que los populares no están muy dispuestos a aceptar en las actuales circunstancias.
La composición de la Mesa del Parlament, tras un acuerdo puntual entre la izquierda y UM, ha calmado la tensión institucional de las últimas semanas, pero todavía hay muchos flecos pendientes. El PP no descarta mociones de censura, pero no quiere gobernar con UM. Por su parte, los nacionalistas no están dispuestos a dar un cheque en blanco al PP para lo que resta de legislatura. El escenario de pactos ha cambiado ligeramente tras la dimisión de Nadal y Munar, partidarios de mociones de censura en el Ajuntament de Palma y el Consell de Mallorca, pero no hay que descartar ninguna posibilidad. El PP está a la espera, aunque no quiere dar la sensación de ansia de poder.