La Comunidad de Titulares Marina Botafoch, que engloba 321 titulares de amarres, 63 locales y 24 viviendas del puerto, estudia llevar ante los tribunales a Autoritat Portuària de Balears (APB) por su estudio de impacto ambiental de las obras del puerto, aprobado por el Ministerio de Medio Ambiente.
Para ello, la comunidad cuenta con cuatro informes de reconocidos biólogos marinos que evalúan el estudio y que arrojan conclusiones que indican que «tiene muy poco rigor científico», que se ha elaborado «con muestreos muy limitados y de baja intensidad» y que «no se conoce con exactitud ni la extensión ni la tipología de las praderas de posidonia que van a ser destruidas».
Son informes que pertenecen a Enric Sala y Enric Ballesteros, investigadores científicos del Centre de Estudios Avançats de Blanes (CEAB-CSIC); a Manuel García Carrascosa, investigador del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Valencia; al biólogo marino Manu San Félix y al licenciado en Ciencias del Mar, Juan Fritschi Mérida.
«Poco rigor científico»
Según asegura Enric Sala, «las conclusiones del estudio no son coherentes con sus resultados» y la valoración de los impactos «no está basada en una evidencia cuantitativa, y en ocasiones es subjetiva». Este experto determina que el informe «tiene muy poco rigor científico» y critica que, entre otros aspectos, no se ha estudiado la fauna afectada ya que el estudio de impacto ambiental presenta un «inventario de especies animales potenciales (terrestres y marinas) sin haber realizado ningún estudio «in situ». Entre otras cuestiones, Enric Sala concluye que las valoraciones sobre los impactos «no son objetivas».
«Puede ser revocada»
Por su parte, García Carrascosa asegura que el informe «es sumamente deficiente, con muestreos muy limitados y de baja intensidad, además de graves problemas metodológicos y de interpretación de datos, resultando de difícil la explicación de cómo han podido ser utilizados para la elaboración del correspondiente estudio de impacto ambiental». «Básicamente no se conoce con exactitud ni la extensión ni la tipología de las praderas de posidonia que van a ser destruidas, no se puede garantizar la inexistencia en la zona afectada de especies protegidas para las que no se ha tomado ninguna medida concreta». Según este experto, la validez de la declaración de impacto ambiental «puede ser revocada en alguna instancia de jurisdicción ambiental».
«Información parcial»
En su informe, Enric Ballesteros destaca que «la metodología utilizada para el estudio de impacto ambiental no es la adecuada puesto que la información que se obtiene es excesivamente parcial tanto en el ámbito de los ecosistemas/especies evaluados como en las características y la distribución de los mismos».
«Contradictorio»
En la misma línea, el biólogo marino Manu San Félix (autor del informe para la Unesco, en la candidatura para que Eivissa sea Patrimonio de la Humanidad) y Juan Fritschi (coautor del informe preliminar del proyecto Plan de Gestión Natural de Ibiza, Biodiversidad y Cultura), califican el informe de «deficitario e insuficiente», porque «no contempla más áreas de influencia de la obra que el lugar donde se pretenden instalar las nuevas infraestructuras»; «inexacto e impreciso», porque «se basa en sólo dos días de trabajo de campo (9 de marzo de 2005 y 9 de marzo de 2006); y «poco riguroso y contradictorio», ya que «indica que en sólo día se realizaron 20 inmersiones, para lo que serían necesarios 30 buceadores profesionales, distribuidos en 10 equipos». También indica que «se contradice a sí mismo respecto al estado de las praderas de posidonia», ya que, según detalla el propio estudio, en 2005 la posidonia estaba en «regresión» por las obras del dique de abrigo y accesos y, según un informe de 2006, incluido también en el estudio, el estado de las praderas de posidonia era «bueno».
Tres de los informes fueron enviados a la Unesco
A pesar de que la reciente resolución del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco indicó que las obras del puerto no ponen en riesgo la declaración patrimonial 'Ibiza, biodiversidad y cultura', la Comuniddad de Botafoch ha hecho llegar al organismo internacional tres de los cuatro informes, ya que en el momento del envío no habían recibido el cuarto, perteneciente al biólogo Manu San Félix y Juan Fritschi. Asimismo, desde la comunidad criticaron que las pantallas vegetales colocadas en la avenida Vuit d'Agost para minimizar el impacto de ruido y polvo «son insuficientes» al igual que las «barreras anti-turbidez», ya que denuncian que con «un poco de agitación por el viento pasa toda la suciedad».