Cuando una situación cuenta con más oferta que demanda, la más probable es que se llegue a un límite no planeado en el que todo se escapa de las manos.
Y es precisamente lo que pasó el pasado sábado en Sant Bartomeu Dance, la fiesta que se celebra cada año en Cala Gració como parte de las fiestas patronales del municipio de Sant Antoni.
A medianoche, la playa se iba llenando rápidamente. La ventaja de este año fue que el escenario se colocó más alejado de lo habitual, dejando más espacio para la gente. La gente bailaba, reía y se divertía hasta que la saturación hizo que se formara un colapso en las escaleras de acceso que provocó que nadie pudiese entrar en la playa.
Protección Civil no permitía bajar botellas de cristal a la arena, con lo que los asistentes bebían en la parte de arriba y dejaban las botellas y vasos tirados en el suelo.
Pasadas las dos de la madrugada, Cala Gració era un caos, lo que no prohibía a la gente intentar pasar a la playa. Una responsable de Protecciñon Civil informaba: «No sé que ha pasado este año. La gente ha corrido la voz y esto es horrible. Nunca había visto algo así». Un compañero suyo añadía que «un 90% de los asistentes son extranjeros».
La previsión era que la fiesta encontrase su fin sobre las cuatro de la madrugada, aunque no parecía que ninguno de los presentes tuvieran intención alguna de dejar el lugar. Entre suciedad, algunos apuntaban que «no se debería hacer algo así como parte de las fiestas patronales. Se destroza la playa y además es peligroso, ya que si pasase algo, se forma un tapó en la entrada que no deja salir a nadie».