Después de 43 años trabajando en el sector de la venta de discos Joan Tur se ha visto obligado a colgar carteles en el escaparate de Discos Delta en los que se puede leer 'Cerrado por defunción de la música'. «En julio de este año dejamos de comprar música y me dediqué a vender lo que tenía en depósito. Era muy descarado porque había personas que entraban para hacer la foto de la carátula de un cd para así saber el nombre exacto del disco y tener la portada para su descarga. También había quien entraba a preguntarme 'cómo se llama este cd', yo se lo traía porque pensaba que lo quería comprar y me decía 'no, no, si es para bajármelo de internet».
Para Joan, el daño en las ventas de música se debe a la expansión de internet, pero, sobre todo, al formato cd: «Con el nacimiento del cd murió la música porque es un formato muy fácil de copiar». Tur cuenta que todavía muchas personas se sorprenden a leer los carteles de cierre: «Vengo casi todos los días a barrer y ver cómo está todo por dentro. Cuando me ven aquí y se dan cuenta de que la tienda está cerrada me preguntan. Yo les digo que es una etapa larga y familiar que ha llegado a su fin; hay que tomárselo con humor». Joan Tur asegura que tiene previsto volver a abrir las puertas de su negocio de cara a marzo del año que viene, pero únicamente venderá mercandishing de discotecas y recuerdos de Eivissa.
En esta lucha ibicenca contra la piratería musical, todavía quedan dos supervivientes: Discos M15 y Tot Music (antigua Megamusic en Vila). Gianfranco Galusi, gerente del primer comercio mencionado, cuenta que ha notado bastante descenso de ventas de cd desde hace dos o tres años. «Se vende mucho menos que antes. No he mirado porcentajes, pero la época dorada de la venta de discos pasó hace tiempo. Un buen remedio para intentar paliar este descenso son las ediciones especiales de discos», asegura el propietario de M15.
Para Jorge Trelis, propietario de Tot Music, la música continúa vendiendo: «Está claro que la piratería hace daño, pero si te especializas en varios estilos, como flamenco, jazz o rancheras, puedes ofrecer un poco de todo al público; hay que tener todo tipo de música porque en la isla no sólo hay discotecas. De hecho, los recopilatorios de discotecas para mí son sólo un 10 por ciento de ventas». Cuenta además que para sobrevivir en el negocio de venta de música hay que estar muy atento a lo que demanda el cliente: «Funciono muy bien con los encargos. La gente agradece mucho que le consigas algún disco que en la isla es complicado conseguir. Además, el melómano sigue comprando música». Y ante la crisis, imaginación: «He decidido montar una sección de singles y cd's de segunda mano y otra de vinilos también de segunda mano».
Para este experimentado vendedor de música (lleva en el negocio 32 años), los discos siempre serán un buen regalo: «La gente descarga en exceso, pero tú no puedes decir 'mira, te regalo la descarga de las discografías de Camarón'. Siempre hace ilusión recibir todos los discos, con un making off de algún concierto mítico y un álbum de fotos, por ejemplo. Hay que buscar fórmulas para continuar». Aún así, piensa que a la larga las tiendas de discos desaparecerán: «Ahora vemos el cd con cariño y hasta cierta nostalgia. Las tiendas de discos morirán o tendrán que buscar alguna fórmula, que no sé cuál es, para sobrevivir. Yo iba a comprar discos con mi padre. Ahora tengo hijos y los llevo a comprar cd's conmigo, pero los hijos de mis hijos no lo harán porque nacerán en la cultura de la descarga de internet».