Algunos quieren trabajar con Pedro Almodovar y otros con Woody Allen. Los hay que les gustaría tener como compañeros de reparto a Penélope Cruz o a Sergi López. Unos prefieren cine y otros teatro o musicales. A priori son muy diferentes, pero tras pasar una tarde viéndoles hacer el juego de los imanes, ejercicios de atenció o posturas complicadas que simulan esculturas, uno repara que a todos los alumnos de la recién creada Escuela de Arte Dramático de Eivissa les une un mismo objetivo: aprender a ser mejores actores.
Son veinte, y de todas las edades, desde los más jóvenes de 16 años hasta el profesor jubilado Miguel Riera, el más veterano con 69 primaveras y con una experiencia teatral que se remonta a más de cincuenta años.
Dos días a la semana
Todos ellos acuden dos días a la semana para subirse a las tablas del Auditorio de Cas Serres para dar clases de interpretación, voz y movimiento al mando de los profesores Santiago Gómez y Vicent Tur.
Todo para conseguir el principal objetivo de la escuela, que según Tur, no es otro que «lograr que todos aprendan y mejoren como actores para que luego lo apliquen en todos los lugares donde actúan, y no crear una compañía profesional en un futuro».
Algo que se va consiguiendo poco a poco desde que comenzaron las clases en el mes de diciembre de 2010. Y es que, según el propio Gómez, profesor de movimiento y voz, «gracias al ejercicio basado en posturas increíbles y con la imaginación, todos ellos descubren en su cuerpo movimientos nuevos que les permiten ser mucho más expresivos, tanto en la escena como en su vida real».
Ademas, con juegos tan curiosos como los de los imanes, en el que un compañero iba indicando lo que tenía que hacer a su pareja con la mano, según Santiago Gómez, «logramos que todos ellos puedan conocer mejor su cuerpo, tanto por fuera como por dentro, sobre todo en el ámbito de las energías que recorren nuestro organismo y que, aunque no lo sepamos, se pueden llegar a controlar»
De momento, todo debe ir 'piano, piano', porque lo primero que tendrán que hacer todos ellos es terminar este primer curso, que finaliza a finales de mayo de 2011, y que está compuesto ni más ni menos que de 80 horas de interpretación, 50 de movimiento y otras 40 de voz.
Miguel Riera, es, a sus 69 años, el más veterano
Es todo un tradicional de las tablas ibicencas que cuenta, a modo de anécdota, que «mi primera intrerpretación fue con seis años en un diálogo misional vestido de negrito». Bromas aparte, su primera experiencia seria fue con 20 años, en Menorca, «cuando estaba de moda las obras de Alfonso Paso o Alejandro Casona». Sin embargo, una de las que recuerda con más cariño fue el "Pájaro Solitario" de José María Rodríguez Méndez, y que representó el pasado mes de abril de 2010.