No cabía un alma en la plaza de la iglesia de Sant Vicent cuando a eso de la una y cuarto de la tarde de ayer apareció la figura del santo por la puerta de la iglesia para salir en procesión. Allí, le recibió un sol primaveral y multitud de curiosos, incluyendo algún que otro fotógrafo de prestigio internacional como Tino Soriano, quién sabe si para incluir a la localidad de sa Cala en su próximo libro de fotos de viajes.
Imágenes para ello seguro que encontró, porque los parajes de la zona son para muchos vecinos «los más bonitos de la isla aunque estén muy alejados de la capital».
Además, como suele ser tradición, tampoco faltaron los trajes de corbata entre los hombres y los vestidos de fiesta entre las mujeres, vestidas de largo para la ocasión. Sin embargo, la gran estrella, con permiso del santo, el obispo, Vicente Juan Segura, y el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí, fue Naira Ferrer, una pequeña de 16 meses que, vestida de pagesa, se comportaba como una auténtica princesa.
Junto a ella, una vez más los más aplaudidos fueron sa Colla de Labritja, quienes hicieron disfrutar a todos los presentes con su música y sus bailes pageses y, por supuesto, aquellos que portaban las orelletes y el vi pagés, que en esta ocasión se repartió de manera civilizada