El Ayuntamiento de Sant Antoni paralizó ayer un vertido de lodos de depuradora que se efectuaba en un terreno privado de Sant Rafel. La inspección municipal se hizo a raíz de quejas vecinas que denunciaron que el olor nauseabundo se podía percibir «a dos kilómetros a la redonda» así como el incremento de la presencia de mosquitos y moscas a causa de los fangos depositados en el terreno.
El técnico municipal de Medio Ambiente, Diego Ponce, explicó que el vertido se paralizó debido que la empresa responsable no pudo acreditar «in situ» la autorización para acometer el vertido. «Hemos visto la autorización del transportista, que estaba correcta, pero como había quejas de vecinos y como no tenían la autorización para depositarlo en esa zona, paralizamos el vertido», explicó Ponce.
Medio centenar de fincas
Asimismo, el técnico explicó que estos trabajos, al parecer, no se retomarán debido a que el propietario y la empresa contratada «con una afán colaborador no querían ningún tipo de problemas con los vecinos y han dicho que se paralizasen de inmediato», destacó.
Desde la Conselleria balear de Medi Ambient, explicaron que los vertidos de fangos procedentes de la depuradora «no se llevan a ningún vertedero sino a fincas a solicitud de los propietarios para abonar el terreno».
La Agencia balear del Agua (Abaqua) es la que gestiona estos vertidos que, según destacan desde Medi Ambient, «se van itinerando, sobre todo en verano, para que no provoquen tantas molestias a los vecinos».
En concreto, esta temporada se depositaron fangos de depuradora en medio centenar de fincas agrícolas de la Isla.
Por su parte, los vecinos esperan que se cumpla la interrupción de los vertidos y que no se retomen ya que, según indican, han padecido molestias «a un kilómetro y medio o dos» de la finca.
El vertido de fangos en fincas agrícolas es una práctica habitual, aunque puede recibir inspecciones si molesta a los vecinos.