Tener alguna discapacidad no puede servir de excusa para no jugar con los amigos. Por eso la Escola de Temps Lliure i Animaciò S'Espurna ha impartido un curso monográfico de juegos sensoriales y sensibilización destinado a maestros, educadores sociales y monitores de tiempo libre.
«Los juegos sensoriales son aquellos en los que los niños fundamentalmente ejercitan los sentidos y se basan menos en las capacidades físicas y más en las capacidades de percepción», asegura Sergi Ramón, director de s'Espurna y coordinador del curso, mientras explica a los participantes como tienen que pasarse el balón en una serie de juegos modificados en los que «se hace hincapié en la táctica por encima de la fuerza con el fin de que todo el mundo pueda practicarlo».
En todas estas actividades, que comenzaron el pasado sábado y terminaron ayer, han participado 24 alumnos. Todos ellos han aprendido multitud de estos juegos, que según Ramón, «son ideales para aplicar con las personas con discapacidad ya que fundamentalmente ejercitan los sentidos permitiendo que tengan más fácil integrarse dentro de un grupo».
Escuela inclusiva
No en vano, Sergi Ramón es un firme defensor de apostar por la escuela inclusiva en contra de la escuela integradora: «Muchos creen que si se incluye en una clase a una persona con discapacidad retrasará a sus compañeros en el aprendizaje, pero se ha demostrado que favorece a todos por igual porque todos los alumnos son diferentes sean cuales sean sus circunstancias personales y sociales».
Por eso, durante el primer día del curso, el pasado sábado, se dedicó gran parte de las horas a la sensibilización con el colectivo de personas con discapacidad. Así, los 24 participantes se metieron en la piel de personas en silla de ruedas, de ciegos y de mudos para superar dos circuitos con obstáculos, completaron una gymkana en la que tuvieron que traducir el braille o lenguaje de ciegos y tuvieron que recurrir a los sentidos del olfato y del gusto para detectar ciertos productos.
Y todo para que puedan ser capaces de explicar a sus futuros alumnos que para jugar no existen las barreras.