«Ayer [por el viernes] hice unos 20 viajes con el autobús lleno y hoy [sábado] imagino que serán tantos o más». El comentario del conductor de autocar da una idea del enorme éxito de público que está teniendo, un año más, la Feria Medieval de Eivissa. Si bien se escuchan comentarios que apuntan a que esta edición está teniendo menos visitantes, en cualquier caso son muchísimos, sobre todo teniendo en cuenta que este evento no es precisamente novedoso y que, además, se celebra en muchas otras ciudades del país.
En lo que sí suelen coincidir la mayor parte de los visitantes de la feria es en que los precios de los productos gastronómicos son excesivamente altos, que no caros, porque eso depende de cómo se mire. «La calidad hay que pagarla», señala Jordi, mallorquín de la parada Ca na Margalida, especializada en quesos. «La gente se queja porque está acostumbrada a comprar en el Mercadona y sitios así y después no valora lo bueno», apunta Jordi mientras explica los precios de los quesos que han traído desde su isla. «En cualquier caso», añade Jordi, «sí que se está notando [la crisis]».
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