Matas vuelve al banquillo de los acusados a partir de este lunes. En este caso, un jurado popular decidirá si solicitó al administrador del Hotel Valparaíso un regalo de 3.000 euros al mes por los que, según la Fiscalía se embolsó 42.000 euros.
Con todo se trata de un proceso menor, ya que la petición de pena de la acusación pública es de una multa y la devolución de ese dinero. El proceso ha quedado también muy acotado después de que el presidente del jurado dejara fuera del juicio los informes policiales sobre el enriquecimiento del matrimonio Matas-Areal que pretendía emplear como prueba.
En concreto, el ministerio público acusa al expresident de haberse dirigido a Miquel Ramis, propietario del hotel y solicitarle una cantidad como regalo. «A efectos de cubrir las apariencias y aparentar que se trataba de ingresos oficiales legítimos, Matas pidió que a través de la empresa simulase un contrato de trabajo con su cónyuge», relata el fiscal. De esta manera Maite Areal fue contratada en la compañía y la acusación sostiene que ni siquiera llegó a acudir al trabajo ni un solo día. El fiscal alude en su escrito a la capacidad de influencia de Matas al ser presidente del Govern y del PP en Balears, de manera que el empresario «se sintió comprometido y presionado por esta petición».
Maite Areal estuvo contratada en la empresa desde enero de 2007 y estuvo todo ese año en nómina hasta que fue cesada. Tanto el fondo del asunto como el delito que se impone son similares a los del jurado en el que tuvo que comparecer el expresident valenciano Francisco Camps, que fue absuelto de cohecho pasivo. Se trata de un tipo penal similar al soborno normal, sólo que no requiere ninguna compensación a cambio del dinero que recibe el político.
Es el segundo proceso al que se somete Matas tras ser condenado a nueve meses de prisión por un delito de tráfico de influencias por una subvención concedida al redactor de sus discursos, Antonio de Padua.