El actor y diputado nacional de Unión Progreso y Democracia Toni Cantó fue el encargado de inaugurar ayer la nueva sede de la formación en Eivissa. Con media hora de retraso y «agotado por llevar un día sin parar», pero fiel a su estilo, el valenciano repasó todo tipo de temas sin pelos en la lengua.
Primero confesó sentirse «un privilegiado, en el mal sentido de la palabra», por ser «uno de los diez mil aforados que hay en España y por ser un diputado que elige quien le puede juzgar al nombrar a los miembros del Consejo General del Poder Judicial, que deciden quiénes son los jueces del Tribunal Supremo».
Después, Cantó afirmó que está muy identificado con los ibicencos por distintos temas. Primero, porque ambas comunidades «comparten expresidentes corruptos y condenados y ayuntamientos e instituciones salpicadas por la corrupción», Segundo, porque también vive «el problema lingüístico de gente que no puede educar a sus hijos en catalán o en castellano» y que se puede solucionar «ofreciendo que cada padre elija la lengua en la que se eduquen sus hijos, como dice la Constitución». Y tercero, porque se ha sentido «extraño» cuando en TV3 «se ha incluido a Balears o Valencia en los Països Catalans sin consultarme en ningún momento».
En este sentido y siguiendo el hilo, criticó la apuesta en Eivissa por «el turismo y el ladrillo para generar recursos económicos sin mirar hacia el valor añadido de las costas o la naturaleza, que están dejando morir sin remedio».