El empresario Abel Matutes defendió ayer la legalidad de su proyecto para reconvertir el faro de sa Conillera en un «hotel boutique de ocho habitaciones», y anunció que no desarrollará ningún proyecto que «sea percibido de forma negativa por los ibicencos», aunque sea «positivo para el medio ambiente». En este sentido, anunció que estudia hacer un sondeo entre la población, como ya hizo con su Plan de Excelencia de Platja d'en Bossa, para conocer la opinión de la gente al respecto.
El empresario, que compareció junto a su hijo Abel Matutes Prats, criticó que los representantes institucionales (Consell y Sant Antoni) se mostraran en contra de la propuesta «sin conocerla» y les acusó de «decir que los usos turísticos están prohibidos cuando no es verdad». «O no saben la ley o no están enterados», disparó el empresario, que lamentó que «para la política todavía no se necesite un certificado de estudios».
Para defender la legalidad de su propuesta, Matutes se basó en dos artículos del Plan de Ordenación de Recursos Naturales de Cala d'Hort, Cap Llentrisca y sa Talaia que, por un lado, «dejan a salvo los derechos de la propiedad» de acceder al islote y tener invitados, mientras que sujeta el acceso de terceros a una autorización de la administración del parque; a la vez que establecen que el uso turístico es «plenamente compatible» con la protección de la reserva natural del islote, si se presenta «un estudio de impacto ambiental y documentos complementarios al mismo».