Las instituciones públicas ibicencas se harán cargo íntegramente del coste del comedor social de Cáritas en 2015, tras la decisión de la familia Vilás de no continuar con el suministro de los menús que venía haciendo de forma altruista desde agosto de 2009. Desde entonces, los propietarios de la Policlínica Nuestra Señora del Rosario y de Sa Residència elaboraban y entregaban alrededor de 28.000 menús anuales con un coste de entre 180.000 y 200.000 euros al año. Un dinero que las instituciones se han ahorrado en los años más duros de la crisis económica pero que a partir del próximo año tendrán que volver a asumir. «Estamos muy agradecidos a la familia Vilás, tanto nosotros como las instituciones de la isla», asegura Miguel Ángel Sánchez, delegado episcopal de Cáritas.
De hecho, en la última reunión de la Mesa de Exclusión Social, formada por el Consell d'Eivissa, los cinco ayuntamientos de la isla y las asociaciones Cáritas, Cruz Roja y Fundació Deixalles; se decidió la cantidad que cada institución tendrá que aportar en 2015 para sostener el comedor social y el centro de día, además de los recursos para que Cáritas pueda repartir alimentos entre los más desfavorecidos, que supone un total de 311.772,54 euros
El Consell d'Eivissa será la institución que contribuirá con una cantidad mayor de dinero, ya que abonará el 35% de lo que la organización de la Iglesia recibirá en 2015, 109.120,39 euros. El Ayuntamiento de Santa Eulària aportará 80.450,73 euros, lo que supone el 25,8%, mientras que el Ayuntamiento de Sant Josep colaborará con el 17,3% (54.041,72 euros), un porcentaje ligeramente superior al 16,5% que pagará el Consistorio de Sant Antoni (51.445,61 euros).
Los Ayuntamientos de Sant Joan y Vila son los que menos dinero aportarán a Cáritas, concretamente 12.518,3 y 4.195,79 euros, respectivamente. Pese a ser el que mayor población tiene, Vila sólo aporta el 1,3% porque ya se encarga de la gestión del Centro de Acogida Municipal, en el que personas sin techo o en situación de necesidad pueden alimentarse y alojarse durante un tiempo determinado.