El conocido como ‘abogado del mar', José Ortega, se encuentra hasta hoy en Eivissa para reunirse con colectivos de voluntarios contrarios a las prospecciones petrolíferas para intercambiar visiones sobre los pasos a seguir en cuanto el Gobierno emita la declaración de impacto ambiental. Ortega, abogado de la Comisión Interfederativa de Cofradías de Pescadores de la Comunidad Valenciana y activista en la lucha antipetrolífera, apuesta por una iniciativa ciudadana europea para declarar el Mediterráneo libre de prospecciones, así como una denuncia ante Fiscalía «por un delito contra el medio ambiente» en el caso de que se lleguen a consumar los trabajos.
—¿Hay novedades en los expedientes de búsqueda de hidrocarburos que acechan al mar balear?
—Consulté el expediente de Cairn Energy y me llamó mucho la atención que el Govern y muchos ayuntamientos mandaron sus alegaciones en catalán y esto es un regalo para Soria, puesto que por ley los expedientes tienen que estar todos en castellano. Otra cosa es que no vi las 125.000 alegaciones, no sé si han salido en algún formato electrónico, pero no me dijeron nada. Hay algo muy importante e interesante que es un informe negativo de la Dirección General de la Sostenibilidad de Costas. Tenemos la Ley de Protección del Medio Marino que tiene un artículo que dice que cuando haya que hacer algo que tenga que ver con especies animales recogidas en la Ley de Protección de la Biodiversidad y Medio Natural se requerirá una autorización previa de Costas y después del informe negativo de este organismo es difícil que Costas les dé la autorización.
—¿Qué escenario se abre si la declaración de impacto ambiental es positiva?
—Lo primero que habría que hacer es darse una vuelta por la Audiencia Nacional para impugnarla, aunque quiero precisar que el mero hecho de que salga la declaración de impacto ambiental positiva no significa nada porque Industria tiene que dar su autorización y, posteriormente, el director general de Costas tiene que autorizarlas por ser en dominio público marítimo-terretes. No porque tenga una declaración de impacto ambiental positiva significa que se vayan a hacer directamente. Además reitero que se podría impugnar ante la Audiencia Nacional.
—¿Cómo valora la lucha antipetrolífera en las Pitiüses, ha decaído el ánimo o se mantiene?
—Me da la sensación de que el ánimo ha experimentado un gran giro hacia arriba después de que les contara a los voluntarios lo que vi en los expedientes y las posibilidades que se abren. Personalmente, pienso que el camino no son sólo las manifestaciones porque la gente se cansa. Hay otras fórmulas que se pueden seguir. Propongo dos. La primera es promover una iniciativa ciudadana europea con un millón de firmas para dejar el Mediterráneo libre de prospecciones; creo que esto se podría conseguir porque Eivissa es una isla muy internacional y la segunda que propongo es que hagamos una denuncia ante Fiscalía por un delito contra el medio ambiente. Este delito aún no se ha consumado porque se consumaría cuando se iniciarán los trabajos, pero aunque tengan el permiso para hacerlo es un delito contra el medio ambiente porque tenemos un Real Decreto de específica protección de los cetáceos.
—¿Qué piensa de los pasos y actuaciones de las instituciones y políticos pitiusos respecto a este tema?
—Quiero decir que tengo muchos escrúpulos para venir aquí a organizar la casa ajena; ésta no es mi intención . Dicho esto, el Consell d'Eivissa he visto que hizo un escrito muy exhaustivo y detallado sobre las consecuencias que tendrían estos trabajos y esto me parece muy bueno.
—¿Cómo está siguiendo la situación de Canarias?
—La pregunta clave es si Greenpeace ha hecho alegaciones en el expediente de Canarias; en el caso de Eivissa no las ha hecho ni se ha interesado. La información que manejo es que Greenpeace está financiado, entre otros, por la Fundación Rockefeller. Me formaré una opinión sobre lo que está pasando en cuanto sepa si han hecho alegaciones. Esto tiene un nombre y se llama márketing, pienso que lo que están haciendo es ficción. No es un trabajo de verdad que estén intentando sacar pecho ante un barco de guerra.