El Moviment Pitiús Pro Radioteràpia anunció ayer que, finalmente, no aceptarán el premio Ramon Llull, concedido por el Govern balear. «Hemos recapacitado y como rectificar es de sabios, pensamos que no tenemos que aceptar este galardón», aseguró la promotora de este movimiento, Carmen Tur, que recordó que el mejor premio que les pueden dar «es que los enfermos de cáncer de las Pitiüses puedan recibir el tratamiento en su isla». «No entendemos porque tenemos que ir hasta Mallorca, como tampoco se entendería que alguien de Mallorca fuera a Formentera a recibir la radioterapia», manifestó.
Gestión pública
Tur recordó que quieren un servicio de radioterapia con las mismas condiciones que en Mallorca, es decir, de gestión pública. En este sentido, avisó que «si lo hubieran hecho desde un principio, ahora no se encontrarían con este retraso de más de un año». «Es increíble que llevemos desde 2008 luchando por la radioterapia y aún nos consideren ciudadanos de segunda categoría», lamentó Tur, que dijo «sentir mucho que nos tengan en cuenta para los premios, pero no para la puesta en marcha de este servicio». En este sentido, reiteró que los enfermos — «que no son savinons, sino personas»— son los que están sufriendo las consecuencias de este retraso.
El Moviment Pitiús Pro Radioteràpia, que el martes afirmó que aceptaba el premio, pero que no lo recogería hasta que la radioterapia fuera una realidad; ofreció ayer la rueda de prensa junto al comité asesor de la junta local de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que el miércoles ya anunció que no aceptaría el premio y, por tanto, no acudirían a recogerlo. El presidente del comité, Luis Cros, dijo que agradecen la concesión de este galardón, del que «son merecedores por la lucha en defensa de la implantación de la radioterapia en Eivissa», pero que no lo aceptarán porque «no se han conseguido los objetivos y porque el servicio aún está lejos de entrar en funcionamiento». Además, denunció «las promesas incumplidas» y la «falta de respeto».
Carmen Tur apuntó que «la culpa no la tienen los mallorquines, sino nuestros parlamentarios ibicencos, que no han sabido defender a los ciudadanos y han mirado por los intereses del partido».