Abraham Barroso se llevó ayer a Coco al Mojis Sanctuary, en Sant Carles, tras estar más de un mes y medio en la Clínica Veterinaria de Sant Jordi. Un gesto que Coco seguramente agradecerá. Allí le esperaban varios compañeros que lo han recibido con los brazos abiertos. Tras olisquearse unos a otros, Coco ha disfrutado del campo y ha corrido por donde ha querido gracias a la ayuda de la silla pagada con las donaciones que se han hecho a Sa Coma.
Así, el creador de este santuario, Abraham, cuidará de Coco hasta que le encuentren un hogar definitivo. «Mi amiga Diana me habló del caso de Coco y me lo metió tanto en la cabeza que al final no pude dejar de pensar en él y me lo traje», aseguró Barroso, que está convencido, al igual que el personal de la clínica veterinaria, de que estará mucho mejor en su jardín con los otros perros, que no entre cuatro paredes, a pesar del trato excelente que ha recibido en la clínica. «Hemos recibido muchas llamadas para adoptar a Coco, pero luego cuando les preguntábamos cosas veíamos que no podían quedárselo porque tenían escaleras en casa o se echaban atrás», explicó el personal de la clínica.
De momento, Coco vivirá dentro de casa con Abraham en régimen de acogida y podrá salir cada día a pasear por los campos del valle de Morna que rodean su nuevo hogar.