La playa de Talamanca se renueva. Al menos por fuera. La principal reinvindicación de vecinos y hosteleros continúa siendo la construcción de un nuevo emisario que garantice la salubridad de sus aguas. Pero, mientras tanto, agradecen que la playa vuelva a ser lo que era.
Hace mes y medio Talamanca era impracticable. Una legión de operarios y excavadoras iniciaban los trabajos para la renovación de la pasarela que concluyeron hace poco más de una semana dentro de los plazos previstos. En total, casi un kilómetro de maderas y un presupuesto de 600.000 euros para una actuación de la demarcación de Costas de Balears aprobada de urgencia por el Consejo de Ministros el pasado mes de octubre. Los trabajos han incluido también la renovación de la pérgola y los bancos de la entrada, la construcción de un puente de madera que une la pasarela con el paseo del final de la playa y una escollera que facilitará la salida de aguas pluviales.
La huella del temporal que a principios de noviembre cubrió Talamanca con montañas de posidonia ha desaparecido casi del todo. Ya no hay barcos varados, la posidonia está recogida junto a la orilla y la gente puede volver a pasear por la arena.
Alternativas para la playa
Gabriel es uno de los que se ha beneficiado de la nueva cara de Talamanca. Como muchas otras personas, va a diario a hacer ejercicio y celebra que, por fin, hayan acabado las obras. Aún así, afirma que es «una pena» que el agua no esté lo suficientemente limpia porque «es de las playas más bonitas de la isla». Cree que la playa está desaprovechada y que si el Ayuntamiento de Vila habilitara una zona para hacer deporte con aparatos de gimnasia aumentaría la afluencia de gente que le gusta practicar deporte en la playa.
Aumento de la clientela
Mientras tanto, los restaurantes respiran aliviados por el fin de las obras. Después de un otoño marcado además por las sucesivas averías del emisario y el temporal que dejó la playa en un estado lamentable, confían en que aumente una clientela que, según sus palabras, está «en general contenta» por cómo ha quedado la playa. «Estos días trabajaremos más por las Navidades pero todas las pérdidas que hemos tenido por el estado de la playa ya no las recuperaremos», explica Juan Marí del Hostal Talamanca.
Marí está, no obstante, satisfecho con el resultado de las obras. La pasarela es más segura porque es más ancha y está pegada a los restaurantes sin dejar el hueco que había pero echa de menos más rampas porque está a mayor altura que la anterior y la gente tiene que saltar para acceder a la arena.
Más plazas de aparcamiento
Solucionado el tema de la pasarela, los vecinos y hosteleros de la bahía señalan que, aparte de la sustitución urgente del emisario, hay otras cuestiones que necesitan una solución inmediata. Una es la falta delimpieza de la zona y otra es la escasez de aparcamiento. Los domingos y festivos es prácticamente imposible encontrar un sitio libre a partir del mediodía, por lo que piden que se habiliten nuevos espacios para dejar los coches.
Juan es un cliente habitual de las terrazas de Talamanca y coincide en los problemas de aparcamiento. Se queja del mal estado en que se encuentra el solar donde estacionan todos los vehículos y que se inunda cada vez que llueve.
Las obras, en su opinión, «han sido molestas pero al final han resultado buenas». En cualquier caso, afirma que las actuaciones que se han realizado en la playa no dejan de ser un lavado de cara. «Lo que tienen que hacer es arreglar el emisario de una vez por todas», afirma. Juan recuerda las molestias que se vivieron el pasado verano en la playa, que estuvo «cada dos por tres» cerrada. «En una isla como Eivissa esto no puede pasar», sentencia.