Mañana las editoriales se van a llenar los bolsillos, seguramente será el día del año en que se venden más libros y ya se preocupa la maquinaria editorial de promocionar sus títulos con presentaciones previas al gran Día del Libro, momento en que todos los autores salen de sus casas para dar a conocer al público sus últimas novedades y conseguir así las mayores ventas posibles. A pesar del afán comercial de las editoriales, el Día de Sant Jordi conserva ese encanto que lo aparta de otras festividades puramente comerciales. La rosa le da un efecto bonito, el intercambio de esta flor por un libro hace de este día algo especial donde ya no sólo los enamorados intercambian flores y páginas sino que los jefes regalan flores a sus empleadas, los padres a sus hijas y los amigos a sus amigas.
Además la tradición e historia que conlleva esta fiesta permanece y no se deja eclipsar por el consumismo que devora otras festividades como San Valentín o el Día de la Madre o del Padre.
Coinciden en esto los autores ibicencos que están encantados con esta festividad. «Es un día precioso, donde el lector tiene la oportunidad de intercambiar impresiones con el escritor», apuntan algunos.
La industria editorial
Otros se quejan de la actitud de las empresas editoriales, como Bartomeu Ribes que asegura que la industria está deshumanizando esta festividad, la acusa de conducir este día por un camino más comercial aunque admite que «más vale esto que nada». Una opinión que no es del todo compartida por sus colegas de profesión, pues todos aplauden la celebración de Sant Jordi y creen que debería haber más días de este tipo para promocionar la lectura que como dice el poeta Ben Clark «no sólo debería acompañarnos cada día del año sino cada día de nuestra vida». Además es una buena ocasión para descubrir como funciona la industria editorial. Clark asegura que es una curiosidad que muchos lectores le preguntan cuando acuden a firmar sus ejemplares.
A lo largo de todo el día de mañana escritores, poetas, ilustradores de Eivissa desfilarán por el paseo de Vara de Rey para firmar sus obras e intercambiar opiniones con los lectores que así lo deseen.