«Estamos a mediados de junio y la situación ya es insostenible. Ayer un robo en Santa Gertrudis y anteriormente fueron otros tres en Sant Carles. Agradecemos el trabajo de los agentes de la Guardia Civil pero los robos no cesan y ya no podemos más. O defendemos nuestras casas o nos tirarán». Así expresaba ayer Toni Roig su indignación e impotencia ante la «inseguridad» que sienten los vecinos de las casas de campo de Eivissa. Ante esta tesitura, una treintena de afectados por los robos se han organizado en patrullas vecinales para hacer batidas y controles con el objetivo de «defender nuestras casas de los ladrones».
Este vecino de Santa Gertrudis explicó al PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA que de momento se han organizada «operativos de control» en Santa Eulària y Sant Joan. Cada patrulla vecinal está integrada por cuatro vecinos que se repartirán por terrenos de proximidad. Ayer por la noche, una de estas patrullas peinó varios caminos y accesos de Santa Gertrudis.
«Nos vemos obligados a hacer estas batidas, estos controles, anotando matrículas y pasándonos la información en los diferentes grupos de whatsapps porque la gente está muy desencantada», apuntó Roig, quien añadió «estuvimos una temporada tranquilos pero ya hemos vuelto a las andadas. Los chats están que echan humo y prácticamente cada día nos despertamos con un robo».
La plataforma de afectados por los robos destacan que los agentes de la Guardia Civil y el equipo ROCA «están ahí pero no son suficientes. Agradecemos su esfuerzo pero, desgraciadamente, los robos no cesan. Si las altas esferas dicen que son suficientes, ellos sabrán porqué lo dicen pero no es cierto. La seguridad no es la óptima para nosotros, los ciudadanos que pagamos impuestos y sufrimos los robos. Es triste que con nuestras patrullas seamos más efectivos que los dispuestos por la Guardia Civil para vigilar las zonas rurales de Eivissa».
Las patrullas vecinales ya han peinado zonas de Santa Gertrudis y Sant Carles y la plataforma hace un llamamiento «para que más vecinos se sumen a esta iniciativa».
«Se trata de hacer piña colaborando con la Guardia Civil, pero nos vemos obligados a tomar estas medidas porque la gente vive con el miedo en el cuerpo. Entre los afectados hay mucha impotencia y rabia acumulada y si seguimos por este camino algún día pasará alguna desgracia».
Además, denuncian que los detenidos «casi siempre acaban quedando en libertad y vuelven a delinquir. No es justo», lamentan.