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Entrevista, Joaquín Manuel Senen, vicepresidente de los Comerciantes de la Marina-Puerto

«El puerto de Vila no se puede cambiar solo porque quieran unos pocos vecinos»

Joaquín Manuel posa en el puerto de Vila, sentado sobre unas terrazas vacías, una vez terminada la temporada para la mayoría de los negocios. | Toni Escobar

| Eivissa |

Formada por propietarios de negocios de la calle de la Virgen el Mercat Vell, la Marina y el puerto de Vila, la Federación de Comerciantes de la Marina-Puerto de Ibiza tiene como objetivo defender sus intereses en una zona donde, en verano, la convivencia con los vecinos no siempre es fácil, especialmente en el puerto cuando se tienen que poner de acuerdo con las dos instituciones que lo rigen: Ayuntamiento y Autoritat Portuària de Balears (APB).

—¿Tener los comercios de la Marina y del puerto abiertos todo el año es una quimera o se podrá conseguir algún día?

—Nuestro objetivo es que alguna vez sea una realidad. Antiguamente, muchos negocios tenían abierto todo el año y las temporadas eran mucho más largas que ahora: empezaban en Semana Santa y acababan a finales de noviembre. La intención de la Federación de Comerciantes es que los negocios solo cierren un mes por vacaciones.

—¿Cree que uno de los problemas de la falta de actividad de la Marina en invierno es que los propietarios de los negocios son extranjeros que vienen a hacer solamente la temporada?

—Es verdad que, desde hace unos años, cada vez hay más extranjeros al frente de los negocios que gente de aquí. Pero también hay alguna excepción, de gente ibicenca que ve que el puerto vuelve a ser lo que era antes y que se está quedando algún negocio, sobre todo restaurantes.

—¿Ha sido esta temporada turística tan buena como se anunciaba?

—Ha sido buena, no nos podemos quejar. La mayoría de comercios ha trabajado muy bien. Se esperaba que fuera buena y, finalmente, ha sido así.

—¿Ha funcionado la prohibición del Ayuntamiento respecto a los tiqueteros del puerto?

—Sí, se ha notado bastante el control por parte del Ayuntamiento. Los comerciantes no queríamos que los tiqueteros estuvieran en medio del paseo y este año el Ayuntamiento de Eivissa ha sido más estricto. Sigue habiendo tiqueteros pero ya están trabajando como se debía. Hablan con la gente pero lo hacen dentro de su terraza y sin molestar a la gente que está paseando.

—¿Se cumplen las ordenanzas municipales de limitación de sonido?

—Sí, se están cumpliendo. Los comercios están obligados a tener limitadores, a tener la música hasta una cierta hora y si no cumplen vemos bien que el Ayuntamiento tenga que sancionar.

—¿Qué opinión les merece la posibilidad de declarar el puerto como zona acústicamente limitada?

—Pensamos que las molestias solo se producen en verano y únicamente durante unas horas. El ruido de la gente cuando pasea es inevitable e, incluso cuando la música se apaga, la gente continúa en las terrazas una o dos horas más. No se pueden quitar todos los negocios del puerto. Antiguamente, la gente venía al puerto con carros y también hacía ruido. La gente lo ha vivido toda la vida y nunca ha habido problemas. Cuando atracaban los barcos de la península, llegaban barcos a las 6 de la mañana y bajaban decenas de camiones con el ruido que esto suponía. Y esto ha sido hasta hace 3 o 4 años y no había las quejas que hay ahora. Ahora nos hemos movido de un extremo a otro.

—¿Cuál es la relación entre los comerciantes y los vecinos de la zona?

—En general es buena. Aunque la Asociación de Vecinos de sa Riba es punto y aparte. La Asociación de Comerciantes y Vecinos del Puerto se creó para tener un interlocutor con APB. Desde la Asociación, siempre hemos dado la cara ante el Ayuntamiento para que algunos vecinos tengan su tarjeta y puedan aparcar en la Marina. Nosotros somos los primeros que queremos entendimiento pero no se puede cambiar toda una zona porque quieran unos pocos vecinos.

—¿Entiendes las críticas de algunos ibicencos a los que no les gusta en lo que se ha convertido el puerto?

—Yo creo que la opinión sobre el puerto ha cambiado en los últimos dos años. Ahora les gusta la reforma del paseo y que haya cambiado el ambiente del puerto. De hecho, este verano hemos visto a mucha gente de Ibiza paseando por aquí y da gusto.

—¿Hay buena sintonía con Autoritat Portuària y el Ayuntamiento de Eivissa?

—Con APB ha habido altos y bajos. El anterior presidente Alberto Pons era dialogante con los comerciantes y nos iba a poner un aparcamiento en es Martell que para nosotros era perfecto. Pero hubo un mal entendimiento entre Consell y Ayuntamiento con APB y el proyecto no siguió adelante. El entendimiento entre el actual equipo de gobierno municipal y APB es más bueno que nunca y APB normalmente aprueba lo que el Ayuntamiento dice. Antes había una frontera que todavía existe pero ahora es mucho más flexible. Con Joan Gual de Torrella tuvimos una reunión a principio de temporada y es un hombre dialogante, que si ve alguna cosa mal lo va a cambiar.

—Pero han tenido varios desencuentros, casi todos relacionados con el acceso de vehículos al puerto y el aparcamiento...

—Cuando se acabó la reforma del paseo del puerto estuvimos casi un mes aparcando los coches dentro pero, tras las elecciones, cuando el nuevo equipo de gobierno entró a trabajar dijo que esta zona tendría que ser peatonal. El problema es para los vecinos que viven al final del puerto. No tanto para los comerciantes porque tenemos horas de carga y descarga para entrar con el coche. Pero, de cara al invierno, si quieres tener un negocio abierto, para que los clientes puedan acceder es complicado. Lo que estamos pidiendo es que en invierno, desde noviembre hasta abril, se busque una solución para los pocos vecinos que hay y para que el puerto tenga más vida. Con las obras, el aparcamiento de los coches se complica más. Dicen que van a poner líneas de autobuses desde el parquin de es Gorg para llevar a gente hasta el puerto. Esto ya se intentó con la alcaldesa Lurdes Costa y no se puso en marcha pero, aún así, les vamos a dar un margen.

—¿Temen que en el futuro edificio de es Martell se puedan abrir locales comerciales que les hagan competencia? ¿Creen en el compromiso de APB y Consistorio de que el edificio no tendrá usos comerciales?

—Es la pregunta del millón. Nosotros siempre hemos luchado para que sea así pero al final es el Ayuntamiento quien tiene el poder para hacerlo porque es el que da la licencia de actividad. Pero si el Ayuntamiento aprueba en un pleno que va a ser así, el próximo equipo de gobierno que entre tendrá que respetar el acuerdo. Si ponen negocios relacionados con las embarcaciones o la pesca no lo vemos mal pero no queremos que tenga un uso comercial. Es un sitio muy goloso y seguro que habrán tenido ofertas de empresarios para hacer megarestaurantes o megadiscotecas. Pero si se hacen las cosas bien, el pueblo de Ibiza habrá ganado porque tendremos una plaza y un mirador.

—¿Cómo se están viviendo las obras de mejora de la red de saneamiento de agua en el barrio de la Marina?

—El Ayuntamiento quería empezar el 1 de octubre pero desde la Federación llegamos a un acuerdo para que dieran un margen de quince días y poder terminar la temporada. Los negocios de la calle de Sa Creu son los más perjudicados porque había tiendas abiertas todavía. Pero hay que poner la balanza: o aguantar las obras o que entre agua en tu negocio cuando llueve.

—Por último, desde la Federación de Comerciantes, ¿cuál es la receta que proponen para alargar la temporada durante más meses?

—Una opción son los cruceros, que son fundamentales para que la temporada sea más larga. Otra es hacer eventos a principio y final de temporada y el reciente Ibiza Light Festival es un ejemplo. Entre las propuestas de eventos que se barajan está la de celebrar un Festival de las Flores que se haría en mayo y que consistiría en adornar todas las calles con flores. Al final, lo que va a decidir que la zona esté animada y sea rentable en invierno es que la gente pueda llegar hasta aquí y que tenga atractivos. En verano tenemos megayates pero en invierno hay que hacer algo mas para que la gente venga. Ahora con el buen entendimiento que hay con APB ya no hay barreras para hacer eventos. El Ibiza Light Festival hizo además que muchos ibicencos pasearan por aquí. También nos gustaría que recuperaran los proyectos para rehabilitar sa Peixateria y que arreglaran la zona del Mercat Vell, donde solo se explota una parte de la plaza. Son pequeñas cosas que podrían atraer a mucha gente.

EL DETALLE

«Entendemos que los vecinos de la Marina se quejen por el ruido»

—Es difícil pero no imposible. Poco a poco lo estamos consiguiendo. Aunque nos consta que los vecinos de la Marina se quejan mucho de los pasacalles. En este caso lo entendemos porque no es lo mismo hacer un pasacalle con música por primera línea del puerto que por calles estrechas a altas horas de la madrugada. Nosotros somos los primeros que queremos que esto se regule. Los comerciantes no somos los malos de la película pero que no pretendan que se prohíba todo. Tiene que haber un entendimiento entre las dos partes. Pero no se puede cambiar toda una zona porque quieran unos pocos vecinos.

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