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Obras - La Policía intensifica la vigilancia en la Marina

«Venimos a trabajar con miedo»

Miguel nos muestra la piedra que el viernes por la mañana le impactó en el cuello y supuso la paralización de las obras durante todo el fin de semana. | Toni Escobar

| Eivissa |

«Venimos a trabajar con mucho miedo porque en cualquier momento sufrimos la lluvia de piedras, botellas o vasos. Es la primera vez me pasa algo parecido y no lo entiendo. Nosotros estamos trabajando para llevar dinero a casa y nos estamos jugando la vida. Es una situación muy extraña». Así relata Miguel da Silva la experiencia que está viviendo la cuadrilla de trabajadores que ayer retomaron las obras de saneamiento en la calle Barcelona.

Miguel, Luis, José, y otros cuatro compañeros regresaron ayer a las obras que el Ayuntamiento de Vila suspendió a primera hora de la mañana del viernes tras registrarse el enésimo ataque que sufren desde que iniciaron los trabajos de saneamiento hace un mes. Recuerdan que al poco de arrancar las obras ya empezaron a sufrir los lanzamientos de objetos, pero la situación se agravó la semana pasada, cuando tres operarios resultaron heridos por el impacto de piedras.

Tres heridos en seis días

«Esto no se puede soportar. Uno viene a trabajar por la mañana y acabas herido en el hospital», apuntó Miguel al tiempo que muestra el morado que le dejó en la parte izquierda del cuello el impacto de una piedra de unos diez centímetros.

Junto a él se encuentra Luis Vieira, el trabajador que ha sufrido las consecuencias más graves del lanzamiento de objetos. El martes por la mañana, Día de la Constitución, una piedra le golpeó en la cabeza y fue trasladado al hospital de Can Misses con una herida inciso contusa que necesitó de puntos de sutura.

Han pasado siete días pero la huella de la pedrada todavía es bien visible en la cabeza de Luis, quien se quita el casco para mostrarnos la herida de unos tres centímetros. «Los ataques se producen a todas horas. Estamos trabajando y en cuestión de minutos caen seis, siete u ocho objetos. Siempre trabajamos con casco pero me estaba quitando el sudor cuando me golpeó la piedra», apuntó.

En una esquina de la calle los trabajadores tienen recogidas varias de las piedras lanzadas contra los trabajadores, entre ellas están las que impactaron a Luis y a Miguel, y un jarrón.

Los trabajadores hacen hincapié en que por culpa de «esta persona o personas venimos a trabajar con miedo» y también lamentan el quebranto que supone para ellos no trabajar tres días. Los parones retrasan la marcha de los trabajos y son días que, según indican, no cobran.

El encargado de la obra, José Quesada, recuerda que el viernes «empezaron a trabajar a buen ritmo hasta que, en torno a las 10.30 horas, una piedra impactó en la parte posterior del cuello de Miguel. «Fue muy rápido. Lanzaron varias piedras que impactaron contra una puerta y la quinta o sexta me golpeó», recordó.

José Quesada agradeció la presencia del dispositivo de vigilancia y confía en que la identificación y detención del autor esté próxima. «Hay varios policías por la zona y nos consulta cualquier incidencia», señaló.

La empresa encargada de la obra ha denunciado los ataques ante la Policía Nacional. El lanzamiento de objetos arrancó prácticamente en paralelo con el inicio de las obras pero las semana pasada las piedras alcanzaron a tres trabajadores.

El viernes a media mañana, el Ayuntamiento de Vila decidió suspender los trabajos durante el fin de semana y se retomaron ayer con un dispositivo de vigilancia específico.

LA NOTA

La Policía Nacional investiga los ataques

Los ataques vandálicos que han causado tres heridos están siendo investigados por la Policía Nacional. Por el momento no se ha producido ninguna detención.

La zona está vigilada por una patrulla de la Policía Local de Vila y también es frecuente la presencia de agentes de la Policía Nacional.

Los trabajadores y vecinos de la Marina entienden que la identificación y detención del autor o autores de estos actos vandálicos tiene que estar próxima ya que, según argumentan, «el cerco se reduce porque en esta época del año hay muy poca gente viviendo en la zona».

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