Esperanza Marqués Moral es presidenta de la Asociación de Altas Capacidades y Talentos de Eivissa y Formentera (Actef) que acaba de cumplir diez años de la puesta en marcha. Un colectivo muy activo con una implicación muy elevada de los padres. Marqués, madre de dos hijos de altas capacidades, repasa la situación. Uno de sus hijos acaba de terminar la universidad y está trabajando en un centro de investigación catalán, pero el camino de las familias no es nada fácil.
¿Cómo nace esta asociación?
- Es un colectivo muy desconocido. Fui de las primeras madres que empezó a moverse y te das cuenta de que no hay conocimiento por parte de los padres ni por el colegio. Confluyeron las energías porque un orientador de un colegio empezó a detectar niños y se dio cuenta de que no había nada, no sabía cómo atender a las familias. Faltaba de todo. En un curso de altas capacidades organizado por la universidad coincidimos, nos juntamos varias familias y decidimos que había que hacer algo. Las familias estaban perdidas y no se sabía qué hacer con los niños.
¿Qué características tiene un niño de altas capacidades?
- Aprenden más deprisa que la media y los conocimientos que adquieren los enlazan con los que ya tienen. Son muy rápidos procesando la información y eso choca mucho en unas clases en los que la enseñanza pueda ser repetitiva, monótona y ellos necesitan más conocimientos. Son niños altamente sensibles.
Usted tiene dos hijos con altas capacidades.
- Sí, las altas capacidades son tan diferentes como personas hay. En mi caso, el mayor es un talento académico que ha pasado bien por la escuela pero, sin embargo, la niña es un talento creativo, una herramienta muy buena para trabajar porque la creatividad se necesita para todo pero choca mucho con los métodos repetitivos de la escuela tradicional. Le cuesta mucho porque necesita una escuela diferente.
Es un error pensar que un niño superdotado esta abocado al éxito escolar.
- Es un niño con necesidades educativas especiales. Si no se le da una educación especial, el fracaso escolar es de un 60% y del mal rendimiento llega a un 65% cuando en la población normal es de un 30%. Es mucho más. Igual que por abajo tenemos claro que hay que hacer esa educación especial para que puedan llegar lo mejor posible, está muy claro que hay que ayudarles cuando hablamos de altas capacidades porque son necesidades especiales.
¿Cómo se diagnostica?
- Puedes detectarlo porque aprende más deprisa, tiene un vocabulario más rico, las preguntas que se hacen son fuera de la edad que tienen. A partir de ahí puedes empezar a sospechar, ver si tiene alta capacidad y qué tipo. Si tiene alta capacidad hay que pasar por una batería de pruebas.
Entre ellos el coeficiente intelectual.
- El coeficiente intelectual es una más dentro de las pruebas. El coeficiente intelectual sería la fiebre pero hay que ver la enfermedad que tiene, es decir todas las aptitudes que hay y ver cual es la que tiene encima de la media.
¿Se hacen esas pruebas en Ibiza ?
- Deberían de hacerlas los orientadores de los centros que es donde hay que atender esas altas capacidades y que se vea el tipo de adaptación que hay que hacer. Es verdad que no se detectan todos los niños que hay. El año pasado se puso en marcha un protocolo de detección pero no se ha liberado a los orientadores para que se dediquen a ello. Necesitamos que alguien vigile que se ponga en marcha el protocolo, se empleen recursos y se aplique. A los profesores se les ha dado formación pero no es suficiente. Es un colectivo de niños que tienen problemas dentro del colegio porque no se ven sus capacidades y les cuesta mucho adaptarse.
¿Cuántos niños hay diagnosticados?
- Me hablaban de 80 casos pero en Actef tenemos más, unos 120, porque hay gente que lo diagnóstica de forma privada. Las familias cuando se enteran de que su hijo es de alta capacidad entran en shock muchas de ellas. Te agobias y ese era nuestro temor, que tenemos que estar preparados para atenderles.
¿Cómo se les puede ayudar?
- Con el reconocimiento de sus altas capacidades, porque ellos no se adaptan a la clase y se sienten mal, que ellos son los tontos de la clase porque no funcionan con los demás, no tengo los mismo intereses y no me entienden sus compañeros. Bajan su autoestima y se sienten mal. Es muy importante el reconocimiento, hablar con ellos, qué necesitan y que les gustaría. Se encuentran los niños y ven que es algo normal que haya otros como ellos, que tienen sus mismas inquietudes y se habla el mismo lenguaje. La asociación es un punto de encuentro para los niños, es lo mejor. Los padres lo notan. Si tu hijo está bien, es lo primero.
DATOS
● Sede: Plataforma Sociosanitaria, calle Madrid, 52, de Ibiza
● Contacto: www.actef.es y 680649419
● Servicios: formación al profesorado, atención a las familias y actividades de enriquecimiento para los niños en los que se trabaja la partes de psicológica y habilidades sociales.
● Para realizar una aportación, La Caixa ES37 2100 3756 0122 0003 8230