La entrada al Parque Insular de Bomberos fue el escenario ayer de un caluroso y sentido abrazo entre el cabo José Antonio López y el pequeño Álex. «Dame un abrazo campeón», indicaba el cabo López al tiempo que el pequeño de 12 años se abalanzaba y se colgaba de su particular rescatador. Cuatro días después de protagonizar un intenso rescate en un pozo de Santa Eulària de unos 15 metros de profundidad, Álex conocía de forma más tranquila a sus salvadores. Tras el abrazo con Álex, fueron los padres del menor, Fina y Miguel, quienes se fundieron en un sentido abrazo de agradecimiento con el cabo del Grupo de Rescate Vertical. Los sentimientos afloraron y los ojos vidriosos de Miguel y Fina dejaron caer alguna lágrima de emoción y gratitud. «Han salvado la vida de nuestro hijo y eso no se paga con nada», señalaba Miguel, «eternamente agradecido al equipo de rescatadores». Fina no tenía palabras pero su mirada transmitía la misma gratitud que Miguel.
La de ayer fue una jornada repleta de emociones para el pequeño Álex. Por la mañana se había reencontrado con sus compañeros de ruta y del Instituto Balàfia y por la tarde se reecontraba con los bomberos que la noche del viernes le sacaron ileso de la profundidad de un pozo.
«Ha sido una enorme alegría ver a Álex recuperado y que haya conocido a todo el equipo, a José Luis, Juan Carlos, Félix y Juanma», señaló el cabo del Grupo de Rescate Vertical abrazado a un Álex que lucía una indumentaria diferente a la deportiva que llevaba a la llegada. El jefe de bomberos, Miguel Sevilla, y el compañero Juanjo le entregaron dos obsequios, uno de ellos, una blusa oficial de los bomberos. «Es un detalle de los bomberos de Ibiza para nuestro amigo», apuntó el cabo López, flanqueado por el cabo Julián Vega, impulsor del Grupo de Rescate Vertical que ayer se jubiló.
«A partir de ahora, Álex ya sabe que en según qué sitios no tiene que subirse y que aquí tiene un montón de amigos para venir a visitar cuando quiera», indicó el cabo López a un Álex que todavía trata de digerir los acontecimientos que se han sucedido desde que el viernes por la noche se precipitase en un pozo mientras jugaba con su amigo Daniel. La rápida actuación de los bomberos fue vital para que Álex saliese ileso y su madre, Fina, también agradeció las lluvias caídas este invierno. «La presencia de abundante agua en ese pozo ya fue un primer milagro que amortiguó el impacto», subrayó.