Este martes Mònica Fuster presentó en la sala Es Polvorí de la Fundació Baleària en Dalt Vila una muestra de su obra gráfica realizada entre los años 2006 y 2016 titulada Multiplicidad y movimiento. La muestra podrá visitarse hasta el 28 de mayo de martes a domingo de 10.00 a 13.00 horas y de 17.00 a 20.00 horas.
Mònica Fuster (Mallorca, 1967) ha sido becada por el departamento de escultura de Saint Martins School of Arts de Londres y es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona. Su trayectoria es amplia y la ha llevado a exponer sus obras alrededor del mundo. Paralelamente al desarrollo de proyectos en el espacio, realiza fotografías y obra sobre papel, como dibujos, arte gráfico y libros de artista, a través de los cuales completa y complementa gran parte de sus propuestas.
Fuster se caracteriza por su inagotable voluntad de experimentar nuevos formatos y es reconocida por sus instalaciones y proyectos site specific, que se articulan sobre un eje temático para desde allí desplegarse en múltiples facetas. Ha centrado gran parte de sus propuestas artísticas en torno al estudio de los fenómenos naturales, de los cuales destacan sus recientes proyectos, titulados Incertidumbre y Levitaciones.
Para esta Multiplicidad y movimiento ha preparado una selección de 23 piezas de 8 proyectos realizados durante los últimos diez años. En este sentido, la mallorquina comentó a PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA que aunque se la conoce por sus proyectos site specific y sus instalaciones efímeras, en paralelo ha trabajado en obra en papel, dibujo, obra gráfica y libros de artista que son lo que muestra en esta exposición.
Selecciones para Es Polvorí
Concretamente, su primera selección para Es Polvorí es, según sus palabras, de Rara avis una mezcla de monotipia, fotograbado y plantillas iluminadas a mano que realizó en Madrid. Por su parte, su segunda selección es de un proyecto titulado Traç, que realizó en Mallorca, y que es «una reflexión en torno al concepto del trazo que ya expuso en la Fundación Miró a través de matrices, tablas de metacrilato grabadas a mano con punta de diamante, y una instalación lumínica que producía en la pared una sombra que era el concepto de tinta sobre papel y que buscaba proyectar la huella como luz, trazo y relieve». Mientras, la tercera selección son algunas de las piezas con las que ganó el premio Purificación García de fotografía, realizadas sobre papel de grabado, mezclando fotografía y dibujo a través de impresión digital. La cuarta es de un proyecto titulado Floema, consistente en un video que muestra una instalación de gran formato de unos jardines verticales de treinta metros y en paralelo entendidos desde un prisma puramente pictórico y escultórico. Con la quinta pieza Mònica Fuster obtuvo un premio de Estampa de Madrid por lo que fue invitada a participar en un proyecto en Lisboa, donde se inspiró «en el color azul y los motivos orientales de esta ciudad, realizando un tríptico con la técnica del aguafuerte sobre papel de arroz japonés con azul ultramar y dorado, con varias capas utilizando las mismas matrices en diferentes direcciones, acompañado de una pieza sonora con sonidos inspirados en el los pájaros procesados por ordenador». La sexta serie está basada «en la idea de superposición de las plantas en el jardín y la erupción y explosión de todos los elementos vegetales cuando florecen, trabajados en gráfica» y la séptima pieza pertenece a la serie Deconstrucción cristalográfica en tres movimientos. En este caso son tres planchas grabadas «que dibujan una estructura cristalográfica que se completa al superponerse entre ellas mientras otras tres planchas policromadas amplifican un detalle de esta estructura». Además, la proyección de luz sobre el conjunto expande el dibujo creando puntos que flotan en el espacio, haciendo que el espectador pueda adentrarse en la instalación y a la vez que puede verla iluminada desde su interior.
Finalmente, las últimas dos obras son dos libros de artista. El primero es Gravitaciones, editado en Italia, acompañado con textos de Andrés Ibáñez, y «donde pasa de su lenguaje conceptual a uno más abstracto utilizando el grabado tradicional, explica el límite entre el microcosmos y el macrocosmos unido por la idea de la flotación». Y el segundo es Huellas y señales de animales de otros mundos del que Mònica Fuster comenta que «pone en debate en el mundo de la experimentación artística el límite que hay entre lo real y lo irreal con huellas de animales inventadas».