«Míralos. Ahí están con sus globitos para coger un buen globo», lamenta Carmen, vecina de Sant Antoni, mientras espera el ocaso sentada en un murete de ses Variades. De un tiempo a esta parte, al espectáculo de las puestas de sol se ha sumado otro «espectáculo», menos saludable, el de centenares de jóvenes «poniéndose con los globos de la risa», lamenta esta asidua de los atardeceres en Sant Antoni.
Martes. 9.30 horas. Un operario de la limpieza llena varias bolsas con los centenares de cápsulas de óxido nitroso abandonadas en las rocas que doce horas antes eran tomadas por centenares de personas. Un porcentaje elevado, la inmensa mayoría, jóvenes británicos que acompañan el alcohol con los «tragos» del gas de la risa. Algunos ya llevan las dosis, pero la mayoría lo adquieren en la «barra libre del mercadeo que es ses Variades», critica otro vecino de la zona. Poco antes de las 20 horas en la zona se intensifica el flujo de vendedores preparados para el negocio de la droga low cost.
La cifra de vendedores ambulantes llega a superar la veintena. Las cajas de diez comprimidos cuestan 5 euros, el precio que cobran los vendedores ambulantes por cada relleno de globo con gas de la risa.
«El negocio es redondo y tiene un efecto multiplicador bestial», apuntan fuentes policiales consultadas. Cada vendedor suele hacer una caja de varios centenares de euros al día.
Negocio ilegal
La venta ilegal de óxido nitroso mueve cada día en Sant Antoni un negocio irregular de miles de euros. Las escenas que se suceden cada día en este extremo de la bahía se repiten, avanzada la noche, en otros puntos del passeig de s'Arenal o en el West End.
Fuentes policiales consultadas explican que la venta de recargas de óxido nitroso es legal en establecimientos ya que estos comprimidos se utilizan para los sifones de montar nata. Lo que es perseguible es la venta en la calle y el consumo en la vía pública, aunque existen muchos vacíos legales porque el gas de la risa no figura como estupefaciente ilegal.
No obstante, la presencia policial en la zona es insuficiente o nula, denuncian los vecinos. «Los vendedores transitan por la zona ofreciendo su producto. La policía no viene mucho y si hacen acto de presencia los vendedores se esfuman», relata un vecino mientras señala con su mano a uno de los numerosos grupos de jóvenes que se aprestan a consumir el gas de la risa.
La inhalación del contenido del globo desencadena unos sesenta segundos de risa intensa, un minuto que acaba de forma abrupta con una falta de respiración. Los riesgos no son minúsculos ya que la inhalación puede provocar una anoxia, falta de oxígeno en el cerebro.
Los jóvenes repiten esta acción varias veces y cada uno tiene su teoría o ritual. «Cuanto más rápidas son las aspiraciones más fuerte es el subidón», apunta Paul, un joven británico que ha llegado a ses Variades con un grupo de amigos que ya llevan sus dosis.
Pasan quince minutos de las 21 horas, el ocaso de un día más queda atrás y el paseo de ses Variades empieza a vaciarse. Entre las rocas, centenares de globos de todos los colores y otras tantas botellitas de óxido nitroso.
El día después, con las primeras luces del día, los operarios de la limpieza recogerán los restos abandonados de las «puestas de risas» que se suceden en bucle durante más de 90 días con el ocaso portmanyí.
LA NOTA
Detenidos por un delito contra la salud pública e incautación de dosis
A lo largo del verano, la Policía Local de Sant Antoni ha realizado varias detenciones e incautaciones de centenares de comprimidos de óxido nitroso. La madruga del lunes, agentes de la Policía detuvieron a tres hombres que fueron sorprendidos mientras ofrecían globos con gas de la risa a numerosos turistas en la calle Bartolomé Vicente Ramon. Los vendedores se dieron a la fuga pero fueron interceptados.
A los detenidos se les intervinieron más de un centenar de cápsulas de óxido nitroso, cerca de 300 globos y 171 euros. Uno de los vendedores se resistió tras ser interceptado y agredió a un agente, por lo que finalmente los tres fueron detenidos como presuntos autores de un delito contra la salud pública, más atentado a la autoridad en uno de los casos. Fuentes policiales advierten que los arrestos serían muchos más con la presencia de agentes de paisano en las calles.