«Que esto no se convierta en una selva en la que triunfen los desalmados más fuertes y en la que se pretenda pasar de puntillas sobre los efectos y consecuencias de una determinada manera de entender el ocio y el mundo. Ibiza no va a morir de éxito, la van a matar y los asesinos tienen un móvil muy claro ¿Pero y los cómplices?». De esta manera los comerciantes del puerto de Vila lamentan la situación que están viviendo esta temporada, donde admiten que están sufriendo «un duro revés», como ya informó este periódico hace dos meses.
En una carta remitida a este medio, los comerciantes explican que «la actividad comercial y de restauración de la zona del puerto de Eivissa está sufriendo un grave revés. El modelo de turismo sostenible se esta resquebrajando y sus efectos se están manifestando en el puerto con gran virulencia y el motivo no es otro que el cambio en el modelo turístico basado en la auto inmolación»..
«No son ni los tiempos ni el mercado lo que esta cambiando si no la opción por un modelo vulgar, soez y poco respetuoso con la totalidad del modo de vida de la isla. Parece -añaden- que nada nos diferencia ya de cualquier destino turístico que toma como coartada el difuso concepto de “fiesta”. Lo que algunos llaman «reinvención» no es más que la mutación a la degradación. La pretensión de convertir en una suerte de complejo turístico cuya decadencia y degradación se ocultan con grandes pantallas led, luces, láseres y una música cuya volumen no conoce limites».
Los comerciantes tienen claro que los culpables de los problemas de Ibiza son las empresas del ocio. «Los autodenominados portavoces y reinventores de la industria del ocio no son mas que un conglomerado de empresas cuyo denominador común es un desmesurado animo de lucro cuya satisfacción esta generando graves efectos en la vida política, económica y social de la isla. No duda en saltarse las normas, invadir playas y zonas residenciales con el atronador sonido de sus macrofiestas y lo hacen ante la pasividad y/o impotencia e incluso complicad de nuestros cargos electos. El miedo, el compadreo y el clientelismo de algunos que como siempre, prometen tomar medidas la próxima temporada, está generando graves efectos en la vida económica y social de la Isla. Debe tenerse presente que el turismo de calidad, sostenible y respetuoso con el entorno y sus gentes, no genera aquello que viene denominándose como turismofobia cuyas primeras manifestaciones ya se han dado en nuestra isla», sostienen.
Para los comerciantes, «ese difuso concepto de ‘fiesta' unido al de ‘reinvención', que ejercen de coartas para la comisión de continuas ilegalidades, ha provocado que algunas zonas de la isla se hayan convertido ya en un erial o en un subproducto turístico donde calmar la resaca. El puerto de Ibiza, con todo su atractivo y carácter, está amenazado por un tipo de oferta fagocitadora no solo del cliente sino del tejido sociocomercia».