El malestar entre los comerciantes del puerto y la Marina de Vila por el acusado descenso de ventas durante la temporada turística ha provocado ya las primeras consecuencias: alrededor de una docena de negocios ya han anunciado su intención de no volver a abrir sus puertas el próximo año.
Así lo confirmó el presidente de la Federación de Comerciantes de la Marina-Puerto de Ibiza, Ramón Cabello, quien destacó también las dificultades que están encontrando estos propietarios para poder traspasar estos locales por la «incertidumbre» que se está instalando en la zona, especialmente esta temporada en la que más de la mitad de los comerciantes asegura que sus ventas han caído en un 30 por ciento, según se desprende de la encuesta realizada este verano por la federación entre 248 locales.
Los comerciantes de la Marina, que mantuvieron una reunión el jueves con el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, para presentarle los resultados de esta encuesta y pedir soluciones, consideran que la dificultad en los accesos y en el aparcamiento son los principales factores que han provocado el descenso en las ventas. Asimismo, lamentan que desde el Consistorio se nieguen «tajantemente» a plantear posibles soluciones como levantar la barrera de acceso al puerto o modificar el proyecto de cambios circulatorios que empezará a aplicarse a partir del mes que viene.
Respecto a a esta cuestión, Cabello hizo referencia al «miedo» de los comerciantes a los cambios de sentido previstos en las principales avenidas de la ciudad porque creen que todavía perjudicará más a esta zona comercial. «Ojalá funcione porque a la Marina sólo le falta esto», señaló. Los comerciantes temen que el único acceso a la ciudad por Ignasi Wallis colapse la entrada a Vila y que el descenso de clientela en la Marina y el puerto sea todavía más acusado que este año puesto que ya no se podrá llegar al centro por la avenida de Santa Eulària, que tendrá un único sentido de salida de la ciudad.
Los comerciantes solicitaron al equipo municipal de Vila que reconsidere el horario de carga y descarga en la Marina en favor de los propietarios de los negocios que ven dificultades para encontrar aparcamiento al coincidir a la misma con los numerosos repartidores en un corto espacio de tiempo.
Otra de la reivindicación de los empresarios es la puesta en marcha de medidas contra la suciedad de este barrio. Especialmente por el estado de los contenedores soterrados de la Marina que, como denuncian, «están de pena».
El presidente de la federación criticó además que, desde el Ayuntamiento, pretendan tener una zona comercial abierta los 365 días del año «y luego no se tomen suficientes medidas por el comercio». «Organizan actividades, pero faltan proyectos para dinamizar realmente el barrio. Si así fuera, con los cruceros hasta noviembre, las Navidades y las rebajas de enero podríamos estar abiertos casi todo el año», explicó Cabello quien añadió que «una zona sin comercio pierde vida, solo hace falta hacer la comparación entre los meses de verano y los de invierno».
El representante de los comerciantes confió en que los responsables municipales tomen medidas para revertir la actual situación y «comprueben que la realidad es que la gente está enfadada no solo porque su comercio no va bien sino porque la zona está mal».
LA NOTA
La nueva línea de bus no atrae a más turistas
Los comerciantes de la zona aseguran que la nueva línea de autobús que conecta los aparcamientos disuasorios de es Gorg y de Cas Dominguets con el final del puerto no están consiguiendo su objetivo: atraer más turistas y potenciales clientes. «Soluciona el problema a algunos trabajadores del puerto pero la finalidad de traer turistas no la está consiguiendo», afirmó Ramón Cabello.
El presidente de la federación de comerciantes pidió carteles y más información para que los posibles usuarios sepan que existe este servicio.
Además, lamentó que el nuevo solar habilitado a mediados de agosto como aparcamiento al lado de es Gorg no se ocupe por falta de señalización. Según señaló, las personas que aparcan en el solar tienen que acceder al cinturón de ronda «entre hierbas» para poder llegar al centro de la ciudad.