Las empedradas calles de la plaça dels Desemparats de Dalt Vila acogen muchas sorpresas y entre ellas se encuentra la joyería del reconocido joyero Flavio Lucchini, reputado gemólogo con más de 30 años de experiencia, quien con dos tiendas en Italia de renombre, una en Latina y otra en Isola di Ponza abrió las puertas de esta en Ibiza hace cuatro años. «La publicidad internacional que se puede tener en Ibiza no se obtiene en otros sitios, ya que aquí tenemos clientes de todo el mundo como Australia, Estados Unidos, todos los países de Europa, sudafricanos, sudamericanos... estoy muy feliz porque en Italia hubiera sido imposible tener contacto con toda esta gente», comenta Lucchini.
Lucchini, que siempre va «con la maleta del vuelo» a cuestas, divide sus días entre Italia e Ibiza, sitio que también ha servido de inspiración para sus diseños. Recuerda que «mis comienzos fueron como vendedor de piedras preciosas. En la joyería comenzamos hace 15 años. He transformado mi actividad como vendedor de piedras por los talleres, las fábricas y los laboratorios por la venta al público». Entró en el mundo de las piedras debido a su pasión por ellas cuando era pequeño, «recuerdo aún que miraba maravillado el brillo de las piedras» y todo el mundo de fantasía que creaba a su alrededor. Los años pasaron y un día, después de 20 años y habiendo ya iniciado la universidad, una persona le propuso realizar un curso de gemología, que seguramente cambió el rumbo de su vida. «Una vez finalizado el curso y la universidad comencé a viajar por el mundo buscando las piedras y vendiéndolas. Más tarde, trabajé muchísimos años en un laboratorio de gemología, de análisis de piedras». El paso hacia la creación ocurrió sobre todo después de haber conocido a su mujer, ella ha aportado el toque de elegancia y de «gusto italiano» gracias a provenir del mundo de la moda. «Hemos unido mi capacidad técnica del mundo de las joyas con su creatividad dando vida a nuestras propias colecciones», comentó Lucchini. Además de la producción propia en sus tiendas se pueden encontrar piezas de grandes firmas de fama mundial como Buccellati y Chantecler Capri, entre otras.
Su gama de diseños propios abarcan joyas hechas «desde el corazón» con un amplio abanico de piezas realizadas con piedras preciosas, con diferentes diseños, materiales nuevos, con innovadoras uniones de oro, plata o bronce. Además, colabora con otro laboratorio en su país natal que se dedica a crear accesorios de importantes estilistas de moda.
Este famoso joyero nacido en Roma comenta que actualmente las piedras provienen de todo el mundo, y «después de 30 años tengo una gran agenda de contactos que me las proporcionan pero todo el mundo sabe que las mejores esmeraldas vienen de Colombia, por ejemplo. La parte romántica de una búsqueda como era hace 50 o 60 años ya no existe».
Con respecto a su rutina de trabajo señala que «si busco una piedra es porque me gusta, una vez que la encuentro es posible que la tenga guardada un año hasta que veo la idea, la diseño y después se realiza». El tiempo desde que se comienza el diseño hasta que se acaba varía de la complejidad de la pieza y del número de piedras se puede tardar hasta un mes en finalizarla, y esto también influye en su precio al público. Con respecto a este punto Lucchini recuerda que «el precio es transversal. En Italia el típico negocio italiano bueno no se puede partir de una producción seleccionada y realizada con gusto, debe tener piezas para que alguien con mucho dinero pueda comprar allí para hacer un regalo y alguien que no tenga tanto también». Por otro lado, si alguien le trae una piedra él puede realizar el diseño aquí pero la labor de montaje y realización de la pieza se realiza en Italia, enclave donde posee su laboratorio.
Además, este experto gemólogo se dedica también a asesorar a quienes desean diversificar su patrimonio invirtiendo en diamantes ya que es un miembro directo de la bolsa de diamantes.