Los presupuestos del Ayuntamiento de Eivissa para el año que viene ascienden a 58 millones de euros, 800.000 más que en 2017, lo que los convierte en «los más altos de la historia y uno de los más inversores», con un total de 7 millones de euros dedicados a este capítulo.
Las cuentas municipales, que se aprobarán en un pleno extraordinario el próximo 31 de octubre, fueron presentadas ayer por el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, y el primer teniente de alcalde, Alfonso Molina, quienes destacaron que, por primera vez en muchos años, el Ayuntamiento no pedirá préstamos bancarios para cuadrar las cuentas.
Los dos grandes proyectos para 2018 son, por una parte, la futura Casa de la Música, para la que se prevé una partida de 1,2 millones para poner en marcha el proyecto que en estos momentos se está redactando. Por otra, el Ayuntamiento quiere impulsar el próximo año la reforma del paseo de ses Figueretes. Los presupuestos de 2018 incluyen una partida de 800.000 euros, aunque el equipo municipal confía en que esta reforma sea financiada con el impuesto de la ecotasa, con la ayuda de otras administraciones.
Apelando a Montoro
Rafa Ruiz lamentó que, en el capítulo del personal, «no habrá movimientos significativos» ante la imposibilidad de contratar a más personal público por las restricciones de la denominada ‘ley Montoro'. «No nos cansaremos hasta que este error político se subsane y las administraciones locales con cuentas saneadas podamos tener más funcionarios», insistió. El alcalde recordó que el Ayuntamiento de Eivissa necesita 25 funcionarios más que refuercen a la actual plantilla de 430 trabajadores municipales.
Alfonso Molina, por su parte, afirmó que, aunque no se contempla un aumento de la plantilla, sí que han subido las partidas destinadas a realizar convenios con el Servei d'Ocupació de les Illes Balears (SOIB) para dar empleo a jóvenes en su primera experiencia laboral y a parados mayores de 45 años.
Otro de los aspectos más destacados de estos presupuestos es la amortización de la deuda municipal. Este año se han pagado aproximadamente unos 12 millones de deuda, por lo que los intereses que el Consistorio tiene que pagar a los bancos pasará de los 600.000 euros de este año a los 130.000 euros que se pagarán el año que viene.
«Nuestra objetivo es acabar la legislatura con deuda cero», manifestó el responsable de elaborar las cuentas municipales. Molina explicó que, en estos momentos, quedan 8 millones de euros de deuda municipal por pagar, una cantidad que el Consistorio pretende acabar de amortizar en febrero del año que viene. En este sentido, Molina hizo hincapié en lo «absurdo» que supone que «un Ayuntamiento que va a acabar la legislatura con deuda cero no pueda poner diez policías más en la calle».
En las cuentas de 2018 también estará presente la construcción del futuro albergue para personas sin techo, presupuestado el año pasado pero que no pudo ejecutarse tras el cambio de planes del equipo municipal que decidió finalmente derribar el viejo edificio de la Policía Local de Vila y construir uno nuevo en lugar de reformarlo como estaba previsto. De esta manera, los 800.000 euros de este año se sumarán a la partida de 2018 hasta alcanzar 1,5 millones de euros con los que se llevará a cabo el proyecto.
Otro de los proyectos que se arrastra desde el año pasado es la reforma de la antigua casa de sa Colomina para instalar el Casal de Dones, cuyo proyecto está terminado y será licitado en breve.
En cuanto a la reforma del antiguo Ayuntamiento de la plaza de España, Alfonso Molina explicó que el proyecto se ha complicado tras comprobar que su rehabilitación resultará más cara de lo previsto, por lo que no se realizará hasta que el proyecto sea definitivo.
El primer teniente de alcalde descartó la posibilidad de rebajar los impuestos municipales. «Estamos en la línea de otras ciudades», aseguró Molina quien recordó además que algunos servicios como el de recogida de basuras es deficitario para el Ayuntamiento.