«¡Hay que celebrar una cada semana! clamó una de las personas para completar los ¡Viva España¡, ¡Viva el Ejército! y ¡Viva la Guardia Civil! que se escucharon pasadas las 13.15 horas, coincidiendo con el final del desfile militar que cerró la emotiva y vibrante Jura de Bandera civil celebrada ayer en Santa Eulària.
«Emocionante, espectacular, vibrante, necesario en los tiempos que corren, una cita para el recuerdo o histórica»... Son algunos de los comentarios oídos ayer a mediodía en la plaza de España de Santa Eulària tras la celebración de un acto que reunió a más de un millar de personas en el epicentro de la Villa del Río.
Minutos antes de las 11.30 horas la plaza del Ayuntamiento y sus accesos ya eran un hervidero de gente que tomaban las mejores posiciones para contemplar el acto. El color rojo imperaba entre los presentes y eran muchos los que lucían o enarbolaban una bandera rojigualda.
Coincidiendo con el mediodía, la bandera del Regimiento de Infantería Palma 47 hacía acto de presencia en la plaza de España y levantaba los primeros aplausos y vítores. El comandante general de Balears, Juan Cifuentes, pasaba revista a la tropa y recibía con honores a la bandera que minutos después iba a recibir el juramento de 415 ciudadanos civiles.
El comandante general encabezó el acto junto al alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí. Ambos destacaron el gran ambiente reinante de un momento complicado por la crisis abierta en Cataluña y subrayaron que el acto de ayer respondía a «una demanda de la ciudadanía. Tras dos juras en Mallorca y Menorca, recibimos muchas llamadas para realizar una jura de personal civil en Ibiza y ha resultado ser la más apoyada».
En el espacio de autoridades, los mandos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y el senador, Santi Marín.
El diputado popular Miquel Jerez fue el primero en mostrar sus honores ante la bandera española. Le siguieron otras autoridades como la ex Defensora del Pueblo, María Luisa Cava de Llano, los consellers Vicent Roig, Carmen Domínguez y Belén Torres, el conseller de Hacienda, Gonzalo Juan, y concejales de Santa Eulària y Vila como Carme Ferrer, Mariano Juan, Ana Costa o Viginia Marí.
El ex ministro Abel Matutes también fue uno de los primeros en jurar fidelidad a la bandera. «Yo ya había jurado pero en un momento como el actual todos debemos reafirmar nuestro compromiso con la bandera nacional», señaló al acabar el acto.
«Es un día especial y ha sido un acto muy emotivo», indicó María Torres, vecina de Sant Joan. «Es un orgullo y un honor haber besado el paño y jurado la bandera», añadió Luciano Martínez, de la Hermandad de Caballeros Legionarios de Santa Eulària. «He disfrutado mucho con los desfiles y la múscia», apuntaron los hermanos Daniel e Irene, de 5 y 4 años, mientras llevaban de un lado para otro sus banderas.
En total fueron 415 los civiles mayores de edad que juraron bandera, pero la enseña del Regimiento de Infantería también fue besada por algo más de una docena de niños que acompañaron a los participantes en esta emotiva celebración. Las ovaciones se iban sucediendo entre algún grito espontáneo de ¡Viva el Rey! o ¡Viva España!. Entre las personas que honrraron la bandera, un invidente acompañado por un joven, varios representantes de la Hermandad de los Caballeros Legionarios, un joven que levantó los aplausos del público al ir cubierto con una gran bandera, efectivos de Protección Civil y también hubo quien inmortalizó el momento con un ‘selfie'.
Tras la jura y el diploma para el más joven y la más veterana en jurar bandera, llegó el momento de los discursos.
Ejemplo de unión ciudadana
El Comandante General Cifuentes expresó su satisfacción y orgullo por la gran respuesta a un acto «que supone un claro ejemplo de unión ciudadana y que marca un hito en la historia de Santa Eulària».
Por su parte, el alcalde Vicent Marí subrayó que el acto supone una muestra de nuestro compromiso con la bandera y los valores constitucionales de paz y concordia que representa». El primer edil recalcó que Santa Eulària es un pueblo «tranquilo, abierto, tolerante, tal y como ha demostrado hoy -por ayer- y como ha demsotrado siempre». Marí lamentó las críticas que había levantado el acto y recordó que el mismo respondía a una petición ciuadana. «Somos conscientes de la singularidad y complejidad del momento actual y no falta quienes, amparados precisamente en la libertad que impera en este país, han criticado esta celebración sin pararse realmente a pensar, en el significado de la misma», remarcó Marí, quien recordó que cada año «se celebran muchas juras de bandera civiles y todas tienen en común que son actos que alientan la unión, que alzan el orgullo y sentimineto personal por una tierra, sin más objetivo que el celebrar valores compartidos como la solidaridad, la libertad y la democracia». Vicent Marí, quien agradeció la presencia del Batallón Filipinas, hizo hincapié en el trabajo que realiza el Ejército español, ayudando en catástrofes por todo el mundo o la presencia de la UME en Ibiza.
Tras los discursos llegaron los momentos más emotivos con el homenaje a los caídos. El silencio se apoderó de la plaza con la interpretación de «La muerte no es el final», acompañando la corona que portaban dos soldados y que finalizó con el disparo de una salva y el ¡Viva! espontáneo lanzado por un niño. El acto finalizó con un desfile tras entonar el himno de Infantería.
LA NOTA
Nacha, Joan y otros 413 civiles
Santa Eulària fue el escenario ayer de la Jura de Bandera civil con una mayor respuesta popular en las Balears. Entre las personas que besaron la enseña habían exmilitares, políticos, civiles de todas las edades, varios padres acompañados con sus hijos de corta edad, Ignacia Múgica, Nacha, y Joan Torres. Nacha, de 89 años, fue la más veterana entre los jurantes, mientras que Joan Torres, de 19 y vecino de Sant Joan fue el más joven. Nacha, quien fue una de las últimas en abandonar Fernando Poo, explicó que en su día quiso jurar bandera junto a su marido, que era marino, y que ahora lo hacía en homenaje a él. Por su parte, Joan, recordó que su abuelo fue militar y siempre le ha gustado el Ejército. «Me hacía ilusión y es un tributo a mi abuelo».