No hace demasiado tiempo que la almendra y la algarroba jugaban un papel fundamental en la economía de la isla de Ibiza. Tal y como explicó ayer a PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA Vicent Tur, director insular de Agricultura, «en la posguerra, los ibicencos vivían aislados de todo el mundo en una pequeña isla del Mediterráneo y subsistían con todo lo que tenían, incluyendo estos dos productos que tienen importantes propiedades para la alimentación y que, además, se podían vender por un buen precio cuando no se consumían». Sin embargo, desgraciadamente, todo eso ha cambiado hoy en día y posiblemente una amplia mayoría de nuestros jóvenes y niños pocas veces habrán oído hablar de almendras o algarrobas.
Por ello, el Consell d'Eivissa y la PIMEEF se han propuesto recuperar estos dos productos junto al salmonete dentro de una nueva convocatoria de IbizaSabor2017. En ella, además de organizarse menús especiales en un total de 41 restaurantes de la isla hasta el próximo 10 de diciembre, también se organizan interesantes visitas a lugares de interés para que los residentes conozcan ambos productos de primera mano e, incluso, puedan probar los platos que pueden hacerse con ellos.
Precisamente ayer por la mañana tuvo lugar una de estas visitas a la finca de Santa Agnès, sa Rota d'en Coca, en la que poco a poco Toni Boned ha ido construyendo distintos elementos tradicionales de la vida tradicional pitiusa como una sitja o un forn de calç. Allí, medio centenar de personas asistieron a distintas clases magistrales que fueron impartiendo, entre otros, el técnico de Medio Ambiente del Consell d'Eivissa, Josep Lluís Joan, o dos mujeres, María Ferrer y Toñi Costa.
Precisamente, estas dos últimas fueron las que tuvieron mayor éxito entre los asistentes, con permiso de las explicaciones siempre de gran interés que imparte Joan sobre los distintos tipos de algarroba o almendra que se pueden encontrar en nuestra isla. Ambas hicieron coquetes con sobrasada a base de harina de trigo y harina de algarroba del mismo modo que se hacía antiguamente y siguiendo una receta que se ha ido trasladando de generación en generación, sólo alterada ligeramente en momentos especiales como los de ayer. Concretamente, María y Toñi emplearon para hacer la masa cinco kilos de harina, 250 gramos de algarroba «que es muy compacta y muy dura», y 180 gramos de levadura «para que suba antes» en lugar de la tradicional masa madre. Después, tras amasar todo con agua caliente durante unos tres cuartos de hora y rellenar las cocas con sobrasada, las metieron en el horno que hay construido en la finca sa Rota d'en Coca durante un cuarto de hora para conseguir un resultado espectacular que pudimos probar en primera persona gracias su gentileza.
Un producto tradicional que de publicitarse más posiblemente conseguiría volver a colocar a la algarroba en el lugar que le corresponde a pesar de que tal y como aseguró Vicent Tur, «ha pasado de ser durante siglos el alimento fundamental para los animales aprovechando que es uno de los árboles más comunes y resistentes de nuestros campos a un gran olvido y abandono a causa de su escaso valor económico en el mercado».
Luz al final del túnel
Sin embargo, no todo está perdido. Aún hay brotes verdes que parece que arrojan cierta luz sobre el futuro de la algarroba, sobre todo enfocada al ámbito de la alimentación humana. Cada vez son más los que han descubierto sus innumerables y hasta hace poco desconocidas ventajas para nuestro organismo.
Este es el caso de Frutos Secos Ibiza que desde hace cuatro años ha lanzado una ambiciosa campaña para demostrar que la algarroba de nuestra isla «es del máximo nivel». De hecho, tal y como explicó Miguel Pérez a PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA a base de comprar durante este año 20.000 kilos de algarroba a la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni han creado productos tan diversos como una cerveza, un licor o un chocolate.
Sin embargo, la joya de la corona de esta empresa es un sirope que aún no ha salido al mercado pero que ya ha gustado mucho en ferias internacionales. A base únicamente de algarroba, agua y «reducir y reducir» se ha conseguido un producto que, según aseguró el técnico Ismael Poveda, «tiene un alto valor energético por sus hidratos de carbono, un índice de azúcar de sólo el 25% por el 90% de otros siropes y que, además, es apto para diabéticos y celíacos, es una fuente natural de fibra, ayuda a reducir el colesterol o posee grandes cantidades de minerales como el calcio, el magnesio o el potasio».
Además, esta misma empresa se ha propuesto también potenciar la almendra que, tras unos años en los que había recuperado el precio en el mercado y su competencia ante la que viene de California, en este 2017 ha vuelto a pegar otro bajón. «Llevamos dos o tres años intentando buscar variantes porque actualmente los almendros de Ibiza están muy dejados y a base de investigar hemos elaborado una pasta muy sabrosa e, incluso, una combinación de algarroba y almendra que sale muy buena», concluyó Miguel Pérez. De momento, y afortunadamente, la almendra seguirá subsistiendo porque es básica para los postres, la salsa de Nadal y una buena picada con tomate y pimiento para el bullit de peix.