Pep Balanzat ha vuelto de nuevo a su trabajo como médico hematólogo varios meses después de adoptar la decisión de presentar su dimisión como gerente del Área de Salud de Ibiza y Formentera en septiembre del año pasado, casi en la mitad de su legislatura. Reconoce que es una etapa que no repetiría y que le ha quitado el sueño en alguna ocasión.
— ¿Cómo ha ido el cambio de gerente del Área de Salud a médico hematólogo?
—Bien. En general estoy contento. Cuando tomas una decisión de este tipo tienes dudas si ha sido la correcta y la verdad es que, a medida que ha ido pasando el tiempo, me he ido reafirmando en que he tomado la decisión que debía tomar y estoy encantando. Me gusta mucho más mi actividad profesional que la cuestión de la administración, que alguien la tiene que hacer, hay gente que le gusta y lo comprendo perfectamente.
—¿Qué le parece que después de usted se hayan producido dos dimisiones en Can Misses de su anterior equipo? ¿Tienen algo que ver con la suya?
—No, me han sorprendido las dimisiones. Seguí un proceso que comenté en Palma y después de dejarlo yo, quince días después, lo dejó la jefa de Enfermería, Carolina Giménez, y el 2 de enero, Pedro Fernández, que también me sorprendió. En principio, no hay un factor común. Es llamativo que en tres meses o cuatro se produzcan tres dimisiones pero sinceramente no tienen relación entre sí.
—¿Qué le parece Carmen Santos como gerente? ¿Y la elección de Elena Bustamante como directora médica?
—Carmen Santos me parece muy bien. Cuando lo aceptó la felicité. Otra alternativa era que viniera alguien de fuera, no pasa nada, pero cuando viene y conoce el Área de Salud pasa un año y estamos al final de la legislatura. Santos tiene mucha experiencia y formaba parte del equipo de dirección, es conocedora de los problemas del Área de Salud. Hemos tenido algunas reuniones. Tiene experiencia y es una persona muy sensata, que creo que lo va a hacer muy bien. Estoy contento que lo haya cogido ella.
—¿Y Elena Bustamante como directora?
—Creo que lo puede hacer muy bien. Es una persona muy reconocida en el hospital, muy trabajadora y tiene mucho sentido común, que es muy importante. Es un equipo que puede terminar los proyectos que hay en marcha.
—Ahora está de actualidad el decreto del catalán. Usted dijo que no fue el motivo de su dimisión aunque coincidió con su marcha.
—Era una decisión que había tomado con anterioridad pero no fue el motivo.
—Aseguró que no se fue por el catalán pero sí firmó un escrito de apoyo a Juli Fuster.
—Fue en septiembre cuando salió el documento, cuando ya estaba mi decisión tomada. Se hizo el documento firmado por todos los gerentes de Balears. Era un documento interno, queríamos hacer un debate sereno, dirigido a la consellera y al IB-Salut. En Balears tenemos problemas para que vengan profesionales, tanto médicos como enfermeros, y pensamos que con este tema nos daba miedo que se agravara un poco. Yo lo entiendo, soy catalanoparlante, mi lengua materna es el catalán y comprendo muchas sensibilidades. Son dos derechos que colisionan y hay que intentar coexistir de una manera sensata.
—¿Cuál será la mejor manera de coexistir?
—Que el catalán fuera un mérito, que puntúe y no un requisito. La inmensa mayoría de profesionales que llevan años entienden el catalán y me consta que hacen un esfuerzo cuando viene gente mayor y lo hablan. Sí que es verdad que hay una minoría, que lleva 20 o 30 años, que le importa un pito aprender catalán pero es una cosa personal.
—¿Hay compañeros en su servicio que necesitan la titulación?
—En el mío no porque casi todos tenemos la plaza en propiedad pero en otros, como Análisis Clínicos o Laboratorio, me consta que hay gente muy buena con una interinidad y que no tienen el título, pero eso no quiere decir que no lo entiendan. Mucha gente lo habla pero no tiene el título.
—Sí, porque puede tener la titulación y no hablarlo.
—Sí, eso también puede pasar.
—¿Sintió el apoyo de Palma a las reivindicaciones de Ibiza y Formentera en su etapa como gerente?
—Sí, hay la tendencia de echar la culpa a Palma de todo, pero me sentí apoyado, eso no quiere decir que me dieran todo lo que les pedí y yo entiendo que tienen su presupuesto. En general, hubo un apoyo y una sensibilidad grande a hacer cosas nuevas.
—¿Qué era lo que pidió y no consiguió?
—Sobre todo a nivel de plantilla. Hemos aumentado en facultativos de atención primaria, especialistas y enfermeras pero me hubiera gustado que hubiera crecido más. Hemos crecido en dermatología, neurología, trauma, ginecología, anestesia y atención primaria, pero seguimos teniendo plantillas muy justas. Los equipos de atención primaria, médico y enfermera, tienen la ratio más alta de pacientes de España y es por una razón: la población va creciendo mucho, unas tres mil cartillas al año, cosa que no ocurre ni en Mallorca ni en Menorca, y entonces siempre vas un poco por detrás. Cuando pides un equipo, un médico y una enfermera, pasan dos años hasta que te lo conceden y es un problema real.
—Aseguró en su marcha que ha sido una etapa de aciertos y errores que asumía, ¿a qué se refería?
—En aciertos creo que se han hecho muchas cosas y en errores prefiero no decir porque afecta a otras personas. Soy consciente de que he tomado decisiones erróneas en algún momento y asumo que me equivoqué en alguna decisión.
—Cuando dimitió negó que hubiera discrepancias con el IB-Salut, ¿es buena su relación?
—Cuando hay una dimisión, aunque te echen, siempre dicen que dimites por cuestiones personales y en este caso era así. No es porque hubiera grandes divergencias con la Conselleria y el IB-Salut, no era ese el problema.
—¿Volvería a repetir la experiencia?
—Sabiendo lo que sé ahora, posiblemente no. No creo que repitiera. Ha sido muy enriquecedor, he aprendido muchas cosas, he conocido a mucha gente interesante pero creo que me quedaría de médico.
—¿Por qué?
—Me gusta más el trato con el paciente. Para mí, el cargo de gerente está demasiado politizado y eso que debo decir que tanto los partidos políticos del gobierno como los de la oposición me han respetado bastante, cosa que agradezco, pero deberían dejar trabajar más tranquilamente. No me imagino que el aeropuerto de Ibiza o en Gesa se rompa un grifo y salga en primera página o que de cualquier cosa se haga una pregunta parlamentaria. Quizás deberían calmar los ánimos y no estar en primera página continuamente. Y eso sería un favor para todos los profesionales del Área de Salud, que se dejara trabajar tranquilamente.
—Coincidirá conmigo que no es un hecho normal que haya moscas en los quirófanos.
—Sí, como lo del famoso chicle que pasó a los pocos meses de estar aquí. No, hay cosas importantes, si las listas de espera suben o bajan es importante sacarlo. Me refiero al día a día. Hay mucha presión. Creo que los gerentes deberían ser más profesionalizados y no tanto cargo de confianza político. Hay un cambio de gobierno y cambian todos los gerentes. El Govern quiere hacer una política determinada cuando gana unas elecciones y está en su derecho pero por esto, al día siguiente, no tienes por qué echar a los gerentes que hay en los hospitales. Esto es lo que ocurre casi siempre. Es una corriente de opinión que existe en España, es el problema que ocurre en otros hospitales.
—¿Qué ha recuperado tras dejar la Gerencia?
— La tranquilidad y dormir mejor. He sido una persona que he dormido bien casi siempre y cuando estaba como gerente notaba que dormía peor y no desconectaba. Ahora es distinto y he conseguido más paz interior.
—¿Ha pensado alargar su jubilación?
—De momento me encuentro bien de cabeza y de cuerpo y pienso seguir. Me jubilaba este año y he pedido una prórroga de un año más.
—¿Cuál es el mejor recuerdo que conserva de su etapa como gerente?
—Tengo muchos, quizás cuando conseguía cosas. Cuando se inauguró la radioterapia fue un momento emocionante, cuando conseguimos aumentar la plantilla y se aprobó la reconversión del edificio J, pero no ha empezado. La burocracia es una de las cosas que me desesperan de la administración. Empezamos a hacer el proyecto a finales de 2015. Está aprobado y presupuestado. Esperamos que se inicie este año y que esta legislatura esté acabado o casi. Es un proyecto muy importante.
—¿Cuál fue el peor momento de su etapa en la Gerencia?
—Cuando he tenido que reñir a alguien, cambiar gente de su sitio o abrir un expediente. Una de las peores cosas para mí es gente que te defrauda cuando piensas que es de una manera. Por decisiones que tomas, que creo que son correctas, hay gente que se enfada.