El alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, es un benefactor como no lo ha habido antes en la ciudad. Pudiéndose embuchacar 12.400 euros que son suyos, los destina al parecer a varias ONGs que trabajan en Vila. Digo al parecer porque a pesar de que este periódico se los ha pedido, no ha tenido a bien mostrarnos los recibos y se los ha facilitado a otra cabecera, en lo que podemos calificar de veto que demuestra la arrogancia en la que el primer edil socialista de Ibiza está instalado. Por los cauces oficiales se dice que el asunto se da por zanjado, pero paralelamente se van con los recibos a otro periódico y se niegan a mostrárnoslos a nosotros, que los habíamos pedido. En fin, él verá.
Pero hay que resaltar la incoherencia que supone que el ejercicio de transparencia realizado por Ruiz no haya sido copiado por el resto de los miembros de su equipo de gobierno. Con lo fácil que sería. En especial hay que denunciar que el concejal de Bienestar Social, Joan Ribas, de Guanyem Eivissa, quien el día 31 de enero dijo en Twitter: «Quien quiera ver los recibos de las donaciones estaré encantado de mostrarlos. Por respeto a los ciudadanos que han puesto su confianza en mi gestión no puedo aceptar que se diga ninguna mentira que cuestione mi honestidad». Aún estamos esperando que lo haga, por lo que es lícito cuestionar su honestidad como él sugirió. Porque no puede pretender que con la publicación de una donación de 500 euros a Cáritas a finales del año pasado –por cierto, que el recibo está fechado a día dos de febrero, por lo que cuando hizo su ofrecimiento en Twitter no lo tenía y lo consiguió a posteriori– se dé por demostrado lo que aseguró en el último pleno del Ayuntamiento. Entonces afirmó que todo lo que excedía de 2.200 euros lo donaba a varias ONG. Hasta ahora solo hemos visto que ha donado 500 euros. Estimo que le falta por acreditar la donación de unos aproximadamente 25.000 euros, groso modo, teniendo en cuenta lo que cobra y que lleva en el cargo desde junio de 2015. Su desfachatez llega al extremo de jactarse de la explicación ofrecida por Rafa Ruiz en Twitter el pasado domingo, cuando él no ha dado ni una pequeña parte de las explicaciones que sí ha dado el alcalde.
Restringir el acceso de vehículos a las Pitiusas. En el verano de 2019, quien quiera ir con su vehículo a Formentera deberá conseguir una tarjeta de circulación sin la cual no podrá hacerlo. La medida cuenta con amplio consenso social y político. Rápidamente el Consell d'Eivissa en boca de su presidente quiere seguir los pasos de la Pitiusa menor pero ya avisa que deberá ser con una Ley específica para Ibiza, porque la que se ha anunciado para Formentera no servirá. Eso lo dice la misma semana que se anuncia en el Consell d'Alcaldes que se encargarán estudios para determinar la capacidad de las carreteras. Y unos días más tarde se afirma rotundamente que las carreteras están saturadas, sin esperar ningún informe.
Dado que ya está hecho el diagnóstico, ¿por qué no se ahorran las pruebas médicas que habrían de determinarlo? ¿No sería más lógico evitar alcanzar conclusiones basadas en apreciaciones subjetivas? Para eso se dijo que se encargarían informes. Yo no soy experto en la materia y no me pronunciaré sobre la saturación de las carreteras de Ibiza, pero me pregunto si la saturación no se produce claramente en lugares donde la red viaria necesita ser mejorada, como la carretera de Santa Eulària.
Dice Vicent Torres que el modelo de las grandes autovías ha fracasado. ¿Desde qué punto de vista? En la carretera de Sant Antoni apenas se producen accidentes y no se aprecia saturación ni en verano… Que la ciudadanía ibicenca no esté dispuesta a carreteras tan grandes y con tanto impacto, eso no lo puede cuestionar nadie y de ahí que nadie las proponga ya. Pero decir que ha fracasado es temerario. Lo que es un fracaso es que aún no hayan comenzado las obras de la carretera más saturada de la isla. Y alguna responsabilidad tendrá la institución que preside.
Feliz domingo.