Está científicamente demostrado que reír es enormemente beneficioso para nuestra salud y bienestar.
Sigmund Freud atribuyó a las carcajadas el poder de liberar al organismo de energía negativa, algo que ha sido demostrado científicamente al descubrirse que el córtex cerebral libera impulsos eléctricos un segundo después de comenzar a reír.
Esta capacidad de reír solo está presente en la especie humana, y es alrededor de los 4 meses de vida cuando empezamos a reírnos.
Al reírnos, nuestro cerebro libera endorfinas. Son neurotransmisores secretados por la glándula pituitaria que tienen un efecto de opiáceos naturales, con propiedades tranquilizantes y analgésicas.
Además, también se libera un neurotransmisor cerebral llamado dopamina, muy relacionado con los estados de bienestar psicológico.
Al mismo tiempo, disminuyen nuestros niveles de cortisol, una hormona conocida como la «hormona del estrés».
Los principales beneficios de la risa a nivel físico serían:
Disminuye el insomnio.
Previene los infartos, ya que los espasmos que se producen en el diafragma fortalecen los pulmones y el corazón.
Mejora la respiración y la oxigenación de nuestro cuerpo.
Rejuvenece y tonifica la piel.
Tiene efectos analgésicos.
Reduce la presión arterial.
Regulariza el pulso cardíaco.
Relaja la tensión muscular.
La vibración en la cabeza de las carcajadas, ayuda a despejar nariz y oídos.
Las lágrimas de la risa limpian e hidratan nuestros ojos.
Refuerza el sistema inmunológico.
Al aumentar las contracciones abdominales, favorece la digestión.
Ayuda a quemar calorías, ya que se mueven unos 400 músculos de nuestro cuerpo.
En cuanto a los beneficios a nivel psicológico, también son muy numerosos:
Elimina el estrés y alivia la depresión, incrementando la autoestima y la confianza en uno mismo.
Ayuda a combatir miedos y fobias, y también la timidez, ya que facilita la comunicación, la expresión de emociones y la creación de lazos afectivos.
Potencia la creatividad y la imaginación.
Fomenta el optimismo y la percepción positiva de la vida.
A nivel psicológico, la risa tiene tantos beneficios, que, desde tiempos inmemoriales, se hace un uso de ella a nivel terapéutico, lo que ha llevado al surgimiento de la risoterapia, una terapia basada en el buen humor y en los efectos positivos que tiene el hábito de reír para nuestra mente, llevándola incluso a los hospitales.
Hace más de 4000 años, en el Antiguo Imperio Chino, existían unos templos donde las personas se reunían para reírse con el fin de encontrar un equilibrio para la salud.
En culturas antiguas de tipo tribal, existía la figura del "doctor payaso", un hechicero vestido y maquillado que aplicaba terapias de la risa para curar a los guerreros enfermos.
Platón o Sócrates concebían también la carcajada como una fuente de placer.
En la Edad Media, existían los bufones, para hacer reír a la corte.
La risoterapia consiste en talleres participativos en los que se fomenta el hecho de volver a ser niños y de reír a través de juegos, bailes, música, etc. También se realizan estiramientos para desbloquear el cuerpo y liberar tensiones, y se fomenta la comunicación entre los participantes, para crear buen ambiente y complicidad.
La risa a carcajadas es muy contagiosa, por lo que, reír en grupo es mucho más divertido.
Por todo ello, está claro que la risa es una de las mejores terapias naturales que existen.
Un niño es capaz de reírse unas 300 veces al día. Un adulto, apenas 15. ¿No sería una buena idea empezar a imitar a los niños y hacer alguna cosa para reírnos más?
Dejo aquí algunas propuestas que nos pueden ayudar a conseguirlo:
Recuperar nuestra sonrisa con los placeres sencillos, puede ser el primer paso, ya que de la sonrisa a la risa, no hay casi distancia.
Ver una buena película o una serie de humor, o asistir a algún evento humorístico. Si, además, lo hacemos en compañía, seguro que resulta aún más divertido.
Recordar alguno de los momentos más embarazosos de nuestra vida y verle el lado divertido y cómico.
Intentar ver con humor las circunstancias molestas o frustrantes del día a día. Si nos cuesta, tal vez, podemos exagerarlas hasta el absurdo en nuestra imaginación, o imaginar que le están pasando a otra persona.
Intentar llevar al absurdo y ver el lado graciosa de cosas que son "sagradas" para nosotros: relativizar y trivializar tabúes nos ayuda a ser más abiertos y flexibles.
Responder con humor ante situaciones que nos enojan o molestan, en lugar de hacerlo con hostilidad.
Crear un ambiente de humor a nuestro alrededor: rodearnos de personas divertidas y simpáticas, aficionarnos a leer y compartir chistes, ponernos a la vista frases positivas y divertidas, ponernos música divertida y bailar como niños…
Si conseguimos dejar fuera por unos momentos las preocupaciones cotidianas y aprendemos a disfrutar de todo aquello que es capaz de provocarnos una carcajada, seguro que seremos mucho más felices.
Y tú, ¿te ríes a menudo?