Una docena de vecinos se concentraron en la entrada del recinto donde se construye el depósito de agua de Santa Eulària para mostrar su malestar por las obras de esta nueva instalación. «Vivo a cien metros de las obras y quiero una calidad de vida y de seguridad que hoy no tengo; vivir tranquila y abrir la ventana y no oír ruidos, ver un paisaje como el que veía antes y respirar aire puro», apuntó Antonia Marí, quien se erigió en la principal portavoz de los vecinos ante los políticos
Antonia denunció la continua circulación de camiones «a una velocidad impresionante» y se quejó del polvo que levantan por el camino de tierra por el que circula. «Hoy han mojado el camino pero ningún otro día lo han hecho. ¿Porque vienen las grandes autoridades tienen privilegios? Hemos grabado vídeos para demostrar lo que está pasando y lo que no puede ser es que nadie nos haga caso. Hace meses que protestamos y nadie nos hace caso: llamo a una puerta, me abren y me la cierran», aseguró Antonia Marí.
Inseguridad
Esta vecina explicó que en la ladera de la montaña donde se está construyendo este depósito antes se ubicaba una cantera, «por lo que estas obras están picando en roca. ¿Qué consecuencias puede tener que se cuartee la piedra? Muy graves», señaló Antonia Marí, quien preguntó a los políticos si había la posibilidad de que los depósitos reventaran y el agua almacenada bajara por la ladera y se llevara por delante las casas cercanas. No obtuvo respuesta.
El conseller de Medi Ambient, Vicenç Vidal, emplazó a los vecinos a una reunión con los técnicos para que les resolvieran todas sus dudas sobre seguridad.