Nieves, Jésica y Sofía han decidido plantarse y se niegan en redondo a que su abuela Josefa Escandell Serra, de 92 años de edad y vecina de Sant Jordi, permanezca ingresada en una de las cinco camas hospitalarias del Hospital Residencia Asistida Cas Serres.
La ‘guela' Josefa sufrió un ictus y una trombosis el 25 de mayo. Desde entonces ha estado ingresada en el Hospital de Can Misses hasta que los médicos determinaron que su estado patológico era crónico y que debía ser trasladada a un centro más apropiado.
El martes al mediodía así se lo comunicaron a sus familiares y se organizó el traslado a Cas Serres. Al llegar a la residencia que gestiona el Consell d'Eivissa se encontraron con baldosas desprendidas en el baño, óxido y corrosión en la cama, una mesita de noche vieja e inservible, puertas viejas. Unas instalaciones impropias de un país desarrollado.
Mientras en Can Misses la abuela estaba atendida por un familiar o un cuidador las 24 horas, en Cas Serres a partir de las diez de la noche no puede quedarse nadie. Y además, mientras en Can Misses las condiciones de higiene eran extremas y obligatorias para cualquier contacto con la paciente, en Cas Serres todo eso a desaparecido.
Ayer por la tarde la trasladaron en ambulancia hasta urgencias de Can Misses pero al cierre de esta edición permanecían en boxes pues los médicos no quieren autorizar el ingreso de un paciente crónico en una unidad de agudos.
Nieves, una de las nietas, explicó a Periódico de Ibiza y Formentera que ayer consiguió hablar con la consellera insular de Salut, Lydia Jurado, quien le pidió disculpas por la situación y admitió que Cas Serres no está en condiciones de albergar a una paciente como Josefa. Nada más. Ninguna solución.