Can Pep de sa Plana celebró ayer, en el marco de las Jornadas Gastronómicas y de las fiestas de Forada, la XIII edición de la Festa de s'Oli con el claro objetivo de mantener la tradición del oro líquido en la isla. Y es que el cambio que ha sufrido en las últimas décadas su proceso de elaboración ha hecho que muchos trull antiguos estén en desuso.
No es el caso del que hay en la finca de la familia Prats, que se usa una vez al año. «Mi padre cree que si el trull se queda parado se estropeará y tiene toda la razón», comentó Catalina Prats durante una de las demostraciones de elaboración de aceite que se hicieron ayer. Sin ir más lejos, en la isla solo quedan dos en funcionamiento: éste y uno en Cas Costas, en Benimussa. «Por las comodidades que hay hoy en día estas tradiciones se están perdiendo, pero son verdaderos museos etnológicos», recalcó Vicent Tur, director insular de Agricultura.
El caballo fue el principal protagonista en la jornada de ayer en Forada. Fotos: Marcelo Sastre.
Este trull llegó a Forada en el año 1982 gracias a unos señores que cargaron con la viga de pino desde el torrente de Can Rich. «Había un señor que recordaba los sacos de harina que habían gastado para hacer bunyols para los hombres que trajeron la viga hasta aquí», señaló Prats. Sin embargo, la piedra es más antigua, de origen romano. «Probablemente cuando se construyó aquí las piezas venían de diferentes sitios», añadió.
Fue ya en el año 1992 cuando se usó por primera vez para hacer aceite entre familiares y amigos. En el 2006, la Colla de Buscastell decidió dedicar un día festivo al producto y, de paso, recaudar dinero para poder realizar el resto de actividades durante el año.
Elaboración del aceite en el trull. Foto: Marcelo Sastre.
«Desde entonces, hacemos demostraciones de cómo se recoge la aceituna para molerla, prensarla y obtener el aceite. Ha habido años en los que no había tanta abundancia como ahora y se hacía hasta una tercera molienda», recordó Prats.
Sin duda, un proceso que ha cambiado con el paso de los años y que ha reducido tiempos gracias a las actuales almazaras que prescinden de una pieza que antiguamente era clave: el caballo. De hecho, ayer fue el protagonista de la jornada y sin el cual las decenas de asistentes a la fiesta no hubieran podido hacer una cata del aceite. «Antes era una cultura de aprovechamiento, ahora se hace más rápido y la calidad del aceite es diferente», reiteró una de las anfitrionas.
En Can Pep de Sa Plana los asistentes pudieron observar todo el proceso de elaboración del producto hasta su cata final. Foto: Marcelo Sastre.
Por su parte, Vicent Tur, director insular de Agricultura, recordó que el hecho de que el aceite de Ibiza haya sido reconocido como alimento tradicional de Balears «es una buena noticia de la isla». En este sentido, recalcó que la presentación que estaba prevista por parte del conseller con motivo de este reconocimiento se tuvo que cancelar al coincidir con el desastre de Sant Llorenç, en Palma.
La Festa de s'Oli también contó con otros productos típicos como las cocas, además de juegos tradicionales, su particular 1,2,3 pagès y una exhibición de ball pagès. Los asistentes también se desplazaron a la almazara de Sant Joan, donde una especialista explicó, entre otras cosas, las claves para valorar las cualidades del aceite.
La familia Prats y el director insular de Agricultura explicaron los cambios a la hora de hacer el aceite en la actualidad. Foto: Marcelo Sastre.
Un año más se pudo comprobar que se trata de una fiesta apta para todos los públicos; motivo por el cual, se acercaron ayer muchas familias a Forada. «Les hemos traído para que conozcan sus raíces», decía una madre señalando a sus dos hijos. «Esto lo hacían hace muchos años los abuelos», comentaban otros.