Los escasos coches que descendían ayer de Dalt Vila pasadas las 11.00 horas tuvieron que hacer un pequeño alto en el camino a la altura de la calle Lluís Balansat d'Orvay i Briones. Frente a la iglesia de Santo Domingo veían como las cámaras de vídeo y fotográficas retrataban lo que acontecía bajo el cartel de la calle.
Y es que el Consell d'Eivissa organizó ayer un pequeño homenaje por los 175 años desde el fallecimiento del titular de la calle. En el elogio a su figura, el teniente coronel y director del Centro de Historia y Cultura Militar de Baleares, Teodoro Pou, destacó a Balansat d'Orvay i Briones como «uno de los precursores y promotores del cuerpo de ingenieros del Ejército», además de figura histórica como militar e hijo ilustre de la ciudad de Eivissa.
La vicepresidenta segunda del Consell, Marta Díaz, y el comandante general de Balears, Juan Cifuentes, junto al concejal de Cultura i Patrimoni del Ayuntamiento de Eivissa, Pep Tur, disponían una corona de laurel bajo el cartel de la calle frente a unas 20 personas. Eran los alumnos del ciclo formativo sobre fortificación y poliorcética teniente general Balansat.
El acto suponía uno de los elementos de clausura de este ciclo divulgativo que se inició el pasado 12 de noviembre y en el que se ha hecho un recorrido a través de la historia sobre esta compleja actividad humana que, desde una sencilla necesidad inicial de defensa, se convirtió en verdadera ciencia y arte con muy diversas escuelas y sofisticados aparatos de construcción.
La vicepresidenta indicó su estupefacción en la jornada inaugural «cuando el ponente expuso la biografía de Balansat», por lo que vivió e hizo el que fue secretario, equivalente a ministro, en 1822 bajo el gobierno de Martínez de la Rosa. Anteriormente participó en la Guerra del Francés, que concluyó por sus méritos como coronel. Algunas de las acciones bélicas que dirigió durante la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis están descritas en El terror de 1824, de la serie Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós. «No sé cómo no han hecho una película de este ilustre militar», recordó Díaz que había dicho el ponente en la inauguración de las jornadas que terminaron ayer.
Tras poco más de tres minutos concluyó el breve acto. El arquitecto Fernando Cobos encabezó al grupo de participantes en el ciclo en un recorrido por el recinto amurallado de Dalt Vila.
El tráfico se restableció y la corona de laurel, que colgaba sobre un caballete cubierto con terciopelo rojo, tuvo que ser depositada en el suelo, bajo el cartel de la calle, para no entorpecer el paso del tráfico rodado.