El Servicio de Urgencias del Hospital Can Misses ha atendido esta temporada turística un total de 31.562 casos, un 2,6% más que el mismo período de 2017 en el que se atendieron 30.761 urgencias.
La media diaria de mayo a octubre de 2017 fue de 167,17 casos frente a los 171,53 del mismo tramo de 2018, es decir una media de cinco pacientes más que acuden a este recurso de atención sanitaria.
Por meses, en mayo pasaron por las consultas del Servicio de Urgencias 4.695 pacientes (4.764 en 2017), 5.151 en junio (4.941 en 2017), 5.869 en julio (5.738 en 2017), 6.112 en agosto (5.960 en 2017), en septiembre fueron 5.211 (4.913 en 2017) y 4.524 en octubre (4.445 en 2017).
La jefa del Servicio de Urgencias, María Ángeles Leciñena, explicó que ese incremento de la atención ha ido acompañado de «una mayor complejidad de los pacientes atendidos», ya que el nivel de urgencias de los pacientes atendidos ha sido mayor pero Leciñena añadió que se ha registrado «un descenso del número de ingresos» respecto al verano anterior ya que del 12,3% de ingresos del verano del año pasado se ha pasado a un 12,3%. «Hemos sido más resolutivos a pesar de la complejidad; es debido al esfuerzo del personal de Urgencias y al apoyo de la Gerencia, porque hemos podido contratar a más médicos lo que nos ha permitido tener un médico más en cada turno e incluso de noche; y también hemos podido sustituir algunas bajas laborales».
Disminuir los tiempos
Sin embargo, añadió que «no están en las cifras optimas de contratación pero ha habido un aumento respecto al año anterior y queremos agradecer el esfuerzo de la Gerencia». La responsable de Urgencias dijo que también «hay que disminuir los tiempos y ajustarnos más a los estándares de calidad».
Leciñena reconoció que «es difícil gestionar un servicio de Urgencias donde pasamos de tener de 3.600 pacientes en los meses de invierno a 6.000 en agosto», lo que genera problemas para tener una plantilla adecuada a esa variación de cifras. Además, se refirió a la necesidad de la estabilidad laboral de los profesionales en un momento en el que «todo el país necesita médicos para trabajar en el ámbito de Urgencia y no sólo ciudades pequeñas y hay mucha competitividad», a lo que hay que sumar «la carestía y los problemas de vivienda». En su opinión hay que tener unas plantillas que «ni sobren en invierno ni falten en verano; eso es un poco difícil». Aseguró que es necesario, además, aplicar medidas de gestión, como hacer las vacaciones y la docencia y formación en invierno y no en verano. «No se trata sólo de incrementar los recursos humanos sino mejorar la gestión».
La patología de verano más frecuente que se ha atendido en Urgencias ha sido la ligada al agua: otitis, quemaduras solares o picaduras de medusas. También problemas relacionados con el calor como la gastroenteritis. «Este año hubo un incidente que afectó a 40 personas del mismo entorno familiar de alimentos preparados», apuntó Leciñena.